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Warriors of Love - Capítulo 1: Pesadillas y Visiones. Parte 1 El Inicio

25/1/14


By Chibiusa-moon

Todo iba como nunca en el Winx Club. Al fin había paz. No era esa paz inquietante y extraña que precedía al caos, para nada. Era... era como vivir en un sueño, como atravesar tormentas, fuego, tierra, huracanes, para acabar en aquel santuario que nada ni nadie podía profanar. Era felicidad, pura y enérgica, que inundaba sus vidas por completo.
Hacía diez años habían sido nombradas como la nueva Compañía de la Luz. Todas habían formado una familia, el sueño que hace tiempo habría parecido un chiste de adolescentes. Después de duras pruebas, dolorosas pérdidas y múltiples transformaciones, habían conseguido la energía final de las hadas, una transformación personalizada, esencia misma de su alma, de su poder, de todo lo que eran. El Infinitix. Musa tenía el Melodix, el poder de los latidos de la música, la magia y el poder que éstas tenían en todo ser vivo. Layla el Aquatix, la fluida conexión que daba origen a la vida misma. Flora había conseguido el Naturalix, su sintonía con el mundo ya no tenía ningún estorbo. Tecna tenía el Cyberix, un poder cambiante y energizante, que cambiaba al ritmo de la tecnología. Stella el Luminix, la única transformación que había logrado competir con su luz interior. El poder original de Bloom, la Llama del Dragón, tenía su evolución completa, había llegado a tal punto que el dragón mismo habitaba plenamente en ella.
Eran poderosas como nadie. Protectoras, guardianas, sus nombres estaban grabados para siempre en la historia del Mundo Mágico.
Daphne poseía el Nimphinix, una transformación conseguida a partir de su poder natural. Además, Roxy tenía el Angelix, transformación especial de las Hadas Terrestres, y su graduación de Alfea estaba muy cercana. Las Winx estaban muy felices. Recordaban todos los momentos que habían pasado juntas hace tantos años, los buenos y los malos, los aburridos y los épicos, los divertidos y los tristes. Todos. Les parecían que habían sido ayer. Y, de tan sólo pensar en toda la vida que tenían por delante, se ponían a suspirar.
****
Ese día estaban todas en un restaurante de Magix llamado “Luces gastronómicas” (un nombre repulsivo, había afirmado Stella). Pero a Bloom le gustaba. La luz matutina entraba por los amplios ventanales, el aroma a café y panqueques inundaba el ambiente, y los suaves murmullos a su alrededor daban la sensación de familiaridad. Por una vez, a Bloom le pareció que nadie las rodeaba para pedirles fotos, autógrafos o hacerles mil y un preguntas. Estaban libres, perezosas y alegres. Platicaban sobre la graduación de Roxy.
- Seguramente habrá una ceremonia sensacional, Stella – afirmó Musa sin mucha convicción.
- No me importa – replicó la rubia alegremente mientras se retocaba el maquillaje. - ¡Hay que hacerle un fiesta! - ahí estaba otra vez, su espíritu fiestero que los años no habían logrado apaciguar. - ¡A mi pequeña Angie y a mi nos encanta hacer fiestas!
- No pongas a Angie de pretexto – exclamó Tecna entre carcajadas. Sin embargo, la idea de una fiesta se coló en la mente de todas. Puede que ya no pelearan contra brujas malvadas o bestias amorfas, pero el estrés seguía ahí, y una simple fiestecita no le haría daño a nadie.
Todas empezaron a dar sus propuestas de la fiesta que iban desde lo genial (Musa sería la DJ, Aisha haría una piscina y Flora decoraría) hasta lo extraño (Stella intentó convencer a todas de disfrazarse de conejitas). Poco a poco la conversación se desvió, y terminaron por recordar cómo conocieron a Roxy, y los momentos divertidos que pasaron con ella. Llevaban un par de meses sin verla, pero no era de extrañarse. Roxy jamás había sido un miembro formal de las Winx, tal vez su aliada – las separaban edad, capacidades y personalidad -, pero siempre habían mantenido una buena relación, incluso cuando Roxy formó sus propias amistades en Alfea y se distanciaron un pocof.
Escuchando sólo a medias, Bloom se sentía inquieta. Su largo cabello estaba descuidado, ojeras se marcaban en su pálida piel como moretones, incluso había bajado de peso. La causa de todo esto la tenían sus noches en vela. Meditaba sobre las inoportunas visiones y pesadillas que había tenido desde hacía unas semanas, que, por más curanderos y remedios que hiciera, no desaparecían. En todas veía lo mismo: una gran explosión cegadora que destruía todo, incluso la Tierra. Entonces, como si se rebobinara, la Tierra, solamente la Tierra, se volvía a formar. Luego aparecía la silueta de un grupo de guerreros, mas o menos una docena, liderados por una figura que a Bloom le parecía extrañamente familiar. Luego veía a las Trix – ellas todavía la perseguían en sus sueños, eso ya lo había aceptado -, quienes la rodeaban y le susurraban "no podrás protegerla". La pesadilla se repetía una y otra vez, toda la noche, hasta que el pánico hacía despertar a Bloom. Algunas veces la pesadilla había sucedido como una visión, en pleno día.
No le había contado a nadie de esto, le parecía demasiado íntimo y extraño. Normalmente le diría a Daphne, ella sabía de esas cosas, pero en ese momento su hermana estaba muy lejos, cuidando de su tercer embarazo. Bloom no quería agobiarla aún más.
Después de una larga conversación para organizar la fiesta, se despidieron a toda prisa al darse cuenta de la hora. Ahora, Layla, Stella y Bloom eran reinas, tenían un planeta entero bajo su mando. Eso no hacía que las demás estuvieran menos atareadas; entrevistas, vida familiar, programas de apoyo, discursos. EL espectáculo llenaba sus vidas.

Después de un agotador viaje en la nave real, Bloom llegó a su palacio, el que había pertenecido a su familia desde hace tanto, el que sus padres le habían dejado después de morir. Inmediatamente se fue a dormir, aunque no era tan tarde y su hija mayor Marion estaba de un humor de perros que requería atención inmediata. Sky también se había ido a dormir, así que se acurrucó con mucho cuidado junto a él sin despertarlo. Su cabeza cayó en cuanto se acostó. Se sentía muy agotada por todas las visiones, era como si le robaran su energía, como si le chuparan la vitalidad. Pero esta vez tuvo suerte. Antes siquiera de que empezaran, su pequeña hija Faragonda – a la que llamaban Fara -, la despertó con un chillido de terror.
Al instante Bloom y Sky saltaron de la cama y acudieron a toda prisa al cuarto de su hija menor. Su hijo Oritel también acudió, con sus rizos rojos despeinados y la mirada adormilada. Se quedó en la puerta mientras sus padres entraban.
Fara estaba sentada a los pies de la cama, temblorosa y pálida. Clavó los ojos en sus padres y comenzó a hablar.
- Mamá – dijo. Su voz sonaba extraña, como si viniera de muy lejos. Ignorando las preguntas de Sky, Fara siguió relatando su sueño. - Las vi...a las Winx y a ti... peleando contra muchos monstruos, feos y malos, y ustedes... perdían. Y..., yo... también... mo-moría, mami... ¿Que va a pasar? ¿Nos vamos a morir? -Entonces comenzó a llorar. El corazón se Bloom se conmovió enseguida.
La pareja se miró preocupada. Se decía que los descendientes de la Llama del Dragón tenían visiones del futuro. No se tomaron ese sueño a la ligera, no valía la pena dejarlo pasar. Ingresaron a la enorme biblioteca del palacio y convocaron una reunión de emergencia con todos los sabios de Domino. Pasaron la noche en vela sin encontrar respuesta alguna. Al final, Sky tuvo que regresar a Eraklion, ya que estaban negociando un tratado de paz con otro planeta. Esto se estaba volviendo un problema; ninguno de los dos parecía dispuesto de dejar atrás su reino, y ahora pasaban mucho tiempo distanciados.
Aún en pijama, Bloom fue al balcón de su alcoba, y recordó el cielo de la Tierra con tristeza mientras se sentaba en una hamaca. Ese balcón, de entre todos los de el Palacio, era su favorito. Tenía una vista hermosa, más aún en aquel esplendoroso amanecer, y sus adornos eran muy bellos. Además, tenía un significado especial para Bloom. Ahí, Sky había pronunciado las palabras de amor que ella recordaba con tanto cariño, las que habían sellado su relación para siempre. Ahí, Bloom le había dicho a Sky que esperaban un bebé. Ahí, Daphne le había expresado a Bloom su deseo de que ella no fuera la Reina, sino su hermana menor. A nadie le importaba mucho ese balcón, pero a Bloom le gustaba sentarse ahí a pensar.
Observó cómo el sol se abría paso por el cielo. Deseó tener su fuerza, su luz. Extrañaba ser una chica común, extrañaba su joven agilidad, sus sueños de niña, su torpe boca e inseguras manos. Extrañaba a Mike y a Vanessa, y a veces pensaba que si tenía la fuerza suficiente podría verlos. Extrañaba al planeta que la crió por 16 años, cuyas hadas las habían apoyado, y ahora, completamente inalcanzable. Extrañaba los animales terrestres, las flores normales y sencillas y su vida civil.
Hacía cuatro años, en su batalla con la Reina de las Tinieblas habían cerrado el portal terrestre, para salvar al planeta. Había sido la única opción, y aún así, Bloom había sentido que una parte de ella había sido rebanada. No volverían a ver a la Tierra nunca más.
 
Una voz rompió la tristeza.
- ¡Reina Bloom! - exclamó su dama de compañía, Rosalyn, mientras entraba y le echaba una manta encima a la pelirroja. - Por todos los brujos, mire que andar a estas horas de la madrugada afuera. Vamos, entre, entre. Póngase una manta, en el nombre de Merlín. Ah, y, una cosa. La princesa Roxy le recuerda que la graduación es hoy.
¡La graduación!
- ¡¡Es cierto!! - exclamó mientras corría hacia su armario, buscando ropa adecuada y cómoda. Ya le pediría a Stella que la arreglara en el camino. Se sintió culpable por haberse olvidado de la fiesta mas importante de su amiga, y en lugar de eso, estar extrañando un planeta que no volvería a ver. - Rosalyn, por favor dile que voy en camino.
- Enseguida, mi reina -respondió la mujer educadamente saliendo del cuarto.
Vestida con unos jeans, camisa a cuadros y tenis cómodos, se preparó para salir. Al abrir la puerta se encontró nada más y nada menos que a su hermana Daphne, vestida con una ropa similar a la de ella y mirándola como si la hubiera pillado in fraganti. Su enorme barriga la hacía ver graciosa, como si sus delgadas piernas apenas pudieran sostener su peso.
- No pensabas irte sin mi, ¿o sí, hermanita? - preguntó antes de que Bloom le preguntara qué hacía ahí. Debería de estar en Magix, con Thoren.
- ¡Daphne! - le dio un abrazo a su hermana y trató de sonreír con calidez. - ¡Claro que no! ¡Iba justo a buscarte! - mintió. En realidad, se había olvidado completamente de Daphne. Una sensación de culpabilidad la invadió. ¿Cómo es que de pronto se había vuelto tan olvidadiza? ¿Acaso ya estaba envejeciendo?
Tratando de alejar esos pensamientos aterradores, tomó a Daphne de la mano, pese a que su hermana conocía el camino mejor que ella, y la llevó al exterior. Mientras caminaban, Daphne no dejaba de hablar de Thoren, el bebé, y sus vivencias de los últimos días. Bloom fingía escuchar, aprovechando la conversación para examinar a la rubia. Daphne era hermosa. No, no hermosa. Era majestuosa, elegante y orgullosa. Tenía un porte tan digno y noble que daba toda la impresión de ser la reina. Debería serlo. Bloom aún no procesaba del todo la confianza con la que le había entregado la corona, más segura incluso que ella misma. Pero Bloom confiaba en Daphne con toda su alma, y sabía que así sería hasta el fin de los tiempos. Daphne no podría guardarle secretos. Jamás. 
De repente, su hermana guardó silencio. Se le quedó viendo con extrañeza y nostalgia, y se detuvo. 
-¿Qué sucede? - preguntó, inquiriendo para sus adentros si acaso Daphne no había oído sus pensamientos. Puede que sí. Pese a su confianza y el cariño que le tenía, a veces sí que sentía algo extraño en su hermana. Muchas veces lo asociaba a su pasado, al ser condenada a ser un fantasma, ver a sus padres morir... debía de ser terrible. 
-Nada, nada - respondió Daphne sonriendo. - Vamos ya. He traído a las chicas. 
Las chicas. Tenían veintinueve años. Eran jóvenes, pero Bloom sabía que habían dejado de ser "las chicas" hacía mucho tiempo. Aún así, el apelativo le gustó. 
Al llegar al patio real -grande, verde y hermoso como un jardín de dioses- Bloom soltó una exclamación al ver a todas ahí, charlando animadamente y vestidas con ropa casual. Y la sorpresa no acabó ahí. En un círculo aparte los hombres platicaban de ese modo que tenían ellos, entre alguna que otra palabrota, golpes en la espalda y bromas pesadas. Por un momento parecieron los mismos de hace tantos años. 
Después de saludarse, Layla exclamó:
-¡Esto merece una foto! 
Todos estuvieron de acuerdo. El momento quedó capturado para siempre el la Magi-Pic de Tecna y Timmy (al que de un par de años para acá habían comenzado a llamar Tim. Bueno, Tecna seguía llamándolo Timmy.)
Unos chillidos alegres acompañados del sonido de pisadas ligeras hicieron a Bloom voltear. Un enjambre de niños corretaban por el jardín, mientras un puñado de adolescentes se apartaba para chismear o para alejarse de los demás. 
Flora y Heliah habían tenido gemelos, que eran casi iguales a sus padres. Jason era callado pero dulce, y amaba la naturaleza. Summer era comprensiva y fiel, más abierta que su hermano. Eran adolescentes, y ambos asistían a las academias de magia en Magix.
Twins for Illustration Contest by Na-Nami 
Skyler y Melody, hijo e hija de Musa. Melody era la mayor, y tenía el mal carácter de su madre, y al contrario a ésta, odiaba la música. Skyler era bromista y alegre, y poseía un talento musical que muchos envidiaban.



Uchiha Twins by Cuine
 Niobe era hija de Layla y Nabu, y Mizu, de Layla y Roy, y Nereida de Layla y Nex. Bloom sabía que la historia de esa familia era difícil, y sin embargo todos permanecían unidos. Niobe era reservada e inteligente. Mizu, de 10 era activa y curiosa y Nereida, de 15 era valiente y decidida. Estas dos últimas eran muy cercanas.

 Tecna y Timmy desgraciadamente no podían tener hijos, así que habían adoptado a nada mas y nada menos que a doce chiquillos. Una familia extremadamente grande, a gusto de Bloom. No entendía como se las arreglaban. Del menor al mayor: Sharon, de once; Leoben, de doce; Nyra y Lyra, gemelas, de trece; Skeeter, Larisa y Myra, trillizas, de catorce; Olred, de quince; Lauren y Stephen de diecisiete; Joey de dieciocho, y Louis de veinte. Era una gran familia, de eso no sabía duda.
 Angelina (Angie) era la hija única de Stella y Brandon. Era una copa de su madre, pero un poco de moderación heredada de su padre. Era una niña de diez años muy mona, parlanchina y preguntona.
chibi rima
 Fara era la hija menor de Bloom y Sky, la única que se encontraba presente. Los otros dos se encontraban de excursión, y no podrían acompañarlos. Marion, la mayor, era como una bomba atómica que podía explotar en cualquier momento. Oritel se tomaba todo a broma, y siempre sonreía. Fara era dulce y tierna, algo chillona, quizás.
Todos los chicos parecían una versión más joven de sus padres. Además, debido a la amistad de la generación anterior, todos eran cercanos y se contaban sus pensamientos y problemas. Bloom incluso sospechaba que Marion estaba saliendo con Skyl, y se rumoraba que Jason no se despegaba de Nereida ni un solo segundo. 
Subieron a la nave entre risas y cotilleos, acomodándose en el amplio espacio. Los pequeños fueron al cuarto de juegos, y los mayores a la sala de televisión. El ambiente irradiaba alegría, una alegría infantil, casi absurda, que Bloom disfrutó como gotas de miel en su paladar. 

¿Listos?- preguntó Tim (Bloom siempre pensaría en él como Timmy), mientras encendía los motores y sonreía abiertamente.
¡Sí!- exclamaron las Winx a la vez mientras hacían una ola con los brazos.
Y en ese momento, de risas, bromas y tanta alegría, Bloom se olvidó de todas sus pesadillas y temores. Se sintió segura y confiada, rodeada de los seres que ella mas amaba. 
Sintió que nada podía perturbar esa felicidad. 

****

Debería de haberlo pensado.


4 comentarios:

Noviazgos Sin Violencia at: 25 de enero de 2014, 18:13 dijo...

me encanta! cap 2!

Mish at: 25 de enero de 2014, 18:35 dijo...

Me encanta. Suena interezante ¿cuando publicas el otro?

Anónimo at: 25 de enero de 2014, 18:40 dijo...

Me encantó!
FloraFlower

Daughter Of Ink And Sound at: 26 de enero de 2014, 19:32 dijo...

No lo se, cuando me llegue la inspiracion, jeje. Gracias.

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