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Oblítus animas: Prólogo

7/12/13
Nota de la autora: ¡Bueeenas! :D Bueno, tenía el prólogo ya escrito desde hacía tiempo, pero no me decía a subirlo porque no me convencía :/ Pero he decidido no darle más vueltas:3 Así que aquí está. Aviso de que mi forma de narrar es distinta a la de las otras autoras, describo más las situaciones y acorto los diálogos (además, no uso imágenes :S), así que si no os gusta y queréis que cambie esto o no os agrada cualquier otra cosa, solo dejad un comentario ^^ Bueno, comencemos:

Prólogo

Janette se miró al espejo y se recogió en una trenza su larga cabellera rubia con tonos rojáceos en algunos lugares concretos, como las puntas o la parte cercana a la cara. Se puso una goma azul cielo, el mismo color que sus ojos poseían, y sonrió al espejo como si de una persona se tratase. De repente la puerta de su habitación se abrió.
Gio: ¡Jan! ¡Grandes noticias desde el palacio!
La hermana del chico respondió con fuego. Literalmente.
La puerta quedó carbonizada.
Jan: ¡Toca antes de entrar!
Gio: -Ignorándola- Bueno, bueno, bueno… A lo que iba… ¡Noticias desde el palacio!
Giovanni saltó de emoción y movió las manos frenéticamente en un intento de hacer reír a su hermana.
Jan: Habla.
Gio: Será mejor que te sientes.
Janette obedeció a su hermano, y se sentó en la cama. Miró durante unos segundos la ventana. Fuera nevaba, como siempre.
Gio: Adivina.
Jan: ¿El qué?
Giovanni volteó los ojos.
Gio: ¿Qué va a ser? Bueno, no importa, te lo cuento. ¡Mamá está embarazada!
Jan: ¿¡De verdad!?
Gio: Sí, mañana vendrán papá y mamá y nos darán la noticia personalmente. Tú solo haz como que nada de esto ha pasado. Yo no te he dicho nada. Tú no has oído nada. Todos felices.
Jan: ¿Y tú cómo sabes eso?
Gio: Le prometí a Carlo que no le diría a nadie que me lo dijo él.
Janette miró a su hermano con los ojos excesivamente abiertos, seguía siendo un crío.
Gio era igual a su hermana, pero con el pelo corto y mucho más alto que ella.
XXX:  ¡AH! ¡ME QUEMO, ME QUEMO!
Jan: Creo que nuestro grandísimo cuidador se ha vuelto a quemar mientras hacía la comida…
Gio: Algo me dice que sí…
Los dos mellizos salieron de la habitación de la chica y anduvieron por el pasillo hasta la cocina, de donde procedían los gritos, sin ninguna prisa. Entraron y vieron a Carlo, un año mayor que ellos, curando a Brandom, su padre. Stella entró por la puerta trasera y nieve se coló en la cocina. La madre de Carlo y mujer de Brandom dejó su chaqueta de pelo sobre una silla y se soltó el pelo. Hizo un chasquido con la lengua y los observó a todos.
Stella: ¿Te has vuelto a quemar?
Brandom soltó la mano que su hijo tenía agarrada para poder curársela y la escondió detrás de su espalda.
Brandom: N-no… Que va… No sé de qué me hablas.
Carlo miró hacia otro lado y tosió.
Carlo: Ejem, mentiroso, ejem.
Jan rió.
Stella: ¿No sabes hacer nada bien?
Brandom: Sé…
Stella: A parte de luchar.
Brandom miró hacia abajo.
Brandom: No.
Stella anduvo hacia su marido y le tendió la mano. Brandom puso su mano sobre la de ella.
Stella: Esto no es nada, ya se curará.
Brandom: Si tú lo dices...
Carlo salió de la cocina en dirección al salón y los otros dos lo siguieron. Desde siempre los tres habían sido mejores amigos, incluso antes de que Solaria desapareciese misteriosamente...
Jan: ¿Es verdad eso de que Bloom está embarazada o es otra de tus bromas?
Carlo abrió los ojos y aquellas grandes piedras marrones se dirigieron hacia Giovanni, que le dedicó unas palabras a su hermana:
Gio: Bocazas.
Carlo: ¿Por qué se lo has dicho? ¡Tú sabes actuar, ella no!
Jan: Sigo aquí.
La chica chasqueó los dedos para atraer la atención de Carlo, que no le hizo ni el mínimo caso.
Carlo: Cuando mañana vengan vuestros padres y os den la noticia por la falsa cara de sorpresa de Janette sabrán que lo he soltado.
Gio: Oh, vamos, no creo que sea para tanto…
Carlo: Eso lo dices porque no sabes, no has vivido y nunca experimentarás lo que hay más allá de la puerta principal de esta casa.
Gio: Para empezar no tendrías que haberme dicho nada si no querías que mi hermana se enterase.
Carlo: Hasta la más mínima decisión, marcará un rumbo u otro en tu destino. Y créeme, lo que acabas de hacer es marcar un rumbo que no conviene a nadie en la dimensión mágica.
Gio resopló y se encogió de hombros. Se dio la vuelta sin decir palabra alguna y salió directo a su habitación. Carlo le dirigió una mirada a la rubia y resopló. Ella se cruzó de hombros y se sentó en el sillón más cercano. Janette lo miró con desaprobación y él lo captó al vuelo.
Jan: Desde que éramos pequeños he odiado vuestras peleas. Ya os dije que os dejaría de hablar si lo volvíais a hacer.
Carlo: No sabes lo que hay en juego. Realmente no lo sabes.
Y salió del salón.

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