Un suave aliento, la dulce
tonalidad de una voz al cantar, resplandecientes destellos cegándolo casi todo,
borrosas siluetas y colores entremezclándose. Palabras y frases a medio
terminar. Nada tenía sentido, ni el ligero batir de dos alas frente a ella, el
recuerdo de aquellos brazos protegiéndola, ese ligero aroma a jazmín que quedará
prendado en su mente por la eternidad. Susurros que aumentan su dolor de cabeza
y aquel miedo indescriptible a perder algo que ni siquiera posee. La sensación
de no poder respirar apropiadamente, ahogarse en sus pensamientos y que nadie
acuda a salvarla. Sabe que no se encuentra bien, que algo le falta; pero no
sabe que es, probablemente nunca lo sepa. Repitiendo aquellas únicas palabras
que comprende de sus difusos recuerdos una y otra vez. Una y otra vez.
Sálvala… has lo que sea necesario
pero sálvala…
Son justamente esas palabras las
que la atormentan a diario y no la dejan descansar. La escalofriante angustia
en ellas, la desesperación y tormento que exuden de aquella dulce voz. No
conoce a quien las pronuncia, ni siquiera recordar su rostro es algo que pueda
hacer. Es lo que ha tratado de explicarle a su terapista todos estos años. Pero,
él no comprende, no la escucha, solo se aferra a la idea de que está mintiendo
y que ella no es más que una adolescente sedienta de atención, igual que todos.
Sus palabras son las mismas en todas las sesiones: “Son pesadillas, deja de hacer un drama por todo. Preocupas a tus padres
sabes”. Lo peor, es que él no miente del todo. Basta con ver la mirada
angustiada de su madre al preguntarle si los sueños han mejorado o la de
exasperación de su padre al no saber cómo lidiar con ella.
Sus opciones se acaban, lo sabe.
Sin embargo, no era culpa suya los constantes desmayos o los ataques de pánico en
los que solo escuchaba esas palabras una y otra vez, empezando por ser
casi imperceptibles susurros hasta convertirse en insoportable gritos que
amenazan con dejarla sorda. Al fin de cuentas, tampoco recuerda el momento
exacto en el que comenzó todo. Puede decir que al llegar a la pubertad, pero
ella sabe que miente, los sueños siempre han estado presente desde que tiene
memoria, nunca ha soñado algo diferente a esas borrosas imágenes.
Comprende que la paciencia de sus
padres ha llegado por fin a su límite, quien podría soportar eternamente a
alguien tan inestable como ella, especialmente siendo tan mal modelo para sus
hermanos pequeños, quiere creer que la llegada de la nueva bebe no ha influenciado
en su decisión. A pesar de ello, la propuesta - no, la orden - de su padre la
ha descolocado por completo. No quiere aceptarlo, no, no, no. Busca
desesperada el consuelo en los bellos ojos de su madre, siempre lo había encontrado.
Pero, no esta vez. Solo había en ellos una terrible determinación. La angustia
crece dentro de ella, como si fuera un monstro que devora cada pulgada de su
ser consumiéndola por dentro. Pero, es que nadie entiende que sus padres no
podían hacerle esto. No podían haberse cansado de ella al punto de querer
borrarla de su vida. Después de todo no había sido su intención olvidar que
estaba cuidando a la nueva princesa de la casa cuando se vio envuelta en uno de
sus incontables ataques de ansiedad, no había querido dejarla sola en la
bañera. ¡Porque no entendían que no había sido su intención!
Caería de nuevo, presa del pánico.
Quiere evitarlo, pero su miedo siempre ha sido más poderoso que su voluntad. Los
susurros comienzan, están por todas partes. Las luces son demasiado potentes.
La delgada línea que separa a lo imaginario de la realidad se torna difusa. No
sabe si confiar en sus sentidos. O si está sufriendo otra pesadilla tal y como
dice su terapista. Aunque sabe que no es cierto, que todo es escalofriantemente
real y no se puede soñar estando despierta. Aun puede divisar la mirada
aterrada de su madre observándola fijamente. Sabe cómo se ve. Una delgada joven
sosteniendo fuertemente su cabeza con sus manos, los ojos desenfocados y
pronunciando palabras ininteligibles. Cualquiera huiría al presenciar uno de
sus ataques. Se alegra que sus padres no lo hagan a pesar de todo.
Sálvala… Sálvala… ¡Sálvala!
Los susurros se convierten en
gritos y ella ha perdido la poca cordura que le quedaba. Las imágenes pasan a través
de sus ojos de una forma vertiginosa. No puede distinguir nada. El par de alas
batiendo frente a ella. Los brazos rodeándola. La sensación de protección.
Fuego. Fuego. Mucho Fuego. Dolor,
también percibe dolor. Sin embargo, algo ha cambiado, algo es diferente. Logra
distinguir una nueva frase en el dulce cantar y sabe que acaba de condenarse a sí misma todavía más.
Descansa mi dulce niña, que un
cielo lleno de estrellas verás.
No tiene sentido, nada lo tiene. Nunca
lo ha tenido. No comprende el significado de las nuevas palabras que ha logrado
distinguir. Mas en ellas no existe dolor o tormento alguno. Eso la alivia, la
tranquiliza. Solo existe en ellas un profundo amor. No necesita comprender
nada. Esa inesperada frase la ha calmado. Los gritos pierden intensidad. Las
lucen ya no ciegan su visión. Puede oír a su madre llamándola, repitiendo su
nombre una y otra vez.
Su padre sigue frente a ella,
tiene un pequeño atisbo de preocupación en su mirada. Pequeño, muy
pequeño. Desaparece, rápido, fugaz como una estrella. Sabe que no ha
cambiado de opinión, él nunca lo ha hecho. Se mantiene firme. No quiere volver
a quebrarse, no lo resistiría. Se aferra a los brazos de su madre como su única
salvación. No sabe en qué momento exactamente la ha abrazado, no le importa. El
abrazo se vuelve más profundo cuando su padre repite las palabras que la
conllevaron al ataque de pánico que acaba de sufrir.
“He hablado con tu tía Emerald,
iras a vivir con ella. Creo que nuevos aires, nuevos lugares te ayudarán. Ella
está encantada de recibirte.”
Es en ese instante que todo se
torna negro.
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Después de mucho tiempo regreso con la reescritura del primer capítulo de "Mi Destino". Se que han pasado muchos años, pero espero que aún exista alguien que le de una oportunidad a esta historia. Bueno muchas cosas han cambiado. Este capítulo no tiene relación con el que anteriormente había escrito, es una nueva visión de la historia. Entre estos días subiré el segundo y espero que no pase mucho para ello.
Besos y abrazos, Azual - anteriormente Kathe -