–
¡Bloom!- exclamaron a la vez.- Daphne…- susurró ‘’Aurora’’.- Daphne, ¿no le
habrás hecho nada a Bloom, no?- preguntó.- ¡Dime la verdad!- gritó Aurora
enfadada.
-¡Te
juro que no se nada! No sé qué ha podido pasar.-Aurora tuvo un mínimo toque de
confianza.- Esto es grave… El Dragón
Oscuro…- continuó, pero Aurora la interrumpió.- ¿El Dragón Oscuro?-
-Así
es.- afirmó su hermana.- Hace poco menos de 500 años se creó una antigua
leyenda. ‘’Se avisará a la Ninfa de Domino la destrucción de Domino. Energía
vital de un hada poderosa del Fuego del Dragón se necesitará, sino Domino
caerá. El poder al Dragón Oscuro deberá ser entregado, sino, la 3ª hermana será
secuestrada. ’’
-No
me lo puedo creer… ¡Bloom ha sido secuestrada!- exclamó Aurora.- ¿Entiendes ya
por lo que necesitamos tu energía vital?- dijo Daphne.- Hum… Necesitan mi
energía vital, ¿no? Pues se la entregaré.- Hubo 2 segundos de silencio.- En
persona.- Aurora se dio la vuelta pero Daphne le cogió del brazo.- ¿Estás loca?
¡Enfrentarse al Dragón Oscuro puede ser muy peligroso!- Aurora se soltó de su
agarre.- Habrá que intentarlo.- Y se fue volando, con la figura de Daphne
haciéndose más pequeña, mientras más alto volaba. Me decidí a seguirla, digo, a
seguirme, si no fuera que estaba muy concentrada en Daphne. Vi que Daphne cogió
su teléfono, hizo que flotara, puso el altavoz, y marcó un número.
-Hola
Agente001, soy yo, Daphne.- Comenzó Daphne.- Hola, Daphne. ¿Ha ido para la
cueva de Dragón Oscuro?- contestó una voz grave.- Si.- contestó Daphne seguida
de una risa malévola.- ¿La trampa está lista? ¿Y Bloom?- preguntó Daphne.- Si,
señora, la trampa está lista. Bloom está aquí, inconsciente. Enseguida
preparemos la 1ª fase.- y aquella voz grave y Daphne rieron malévolamente.
-Oh,
no… ¡Tengo que salvarla! Digo… ¡Salvarme!- exclamé. Daphne miró para los lados,
¿me habría oído? Para no causar ningún lío, me fui volando en la dirección a la
que se fue mi otra yo. No sabía lo que me espera en aquella oscura y malvada
cueva. Durante el camino me puse a pensar en la conversación de Daphne con
aquella persona. ¿Por qué querría Daphne tenderme una trampa? ¿Está haciendo
todo esto por la destrucción de Domino? Pero lo peor estaba por llegar, y me
esperaba en aquella cueva.
Atrapada en una ilusión (Parte 3/3)
Tras una media hora buscando la cueva (y buscándome)
llegué a la entrada de aquella tenebrosa cueva.- Vamos Aurora, tu puedes…
Entra…- pensé. Oí unos ruidos extraños, como una batalla. Decidí entrar.-
¿Hola? ¿Hay alguien?- pregunté, pero nadie contestó.- Oh, claro. No me
escuchan. Soy un fantasma. Muy astuta, Aurora…- me dije irónicamente. Con
dificultad por la espesa oscuridad, pude distinguir una sombra. Pude notar que
me miraba fijamente, sin mover apenas los párpados.
-¿Quién eres?- preguntó una voz.- ¿Puedes verme?-
pregunté. No hubo respuesta.- ¿Dónde están mis amigas?- grité.- Adéntrate a la
cueva. No podrás hacer nada, eres invisible para nosotros, menos para mí.- me
contestó. Me molestó sus primeras
palabras, pero decidí dejar aquel rostro desconocido, aquella sombra, y seguir
mi camino. Pasé por su izquierda, miré a mi derecha para verle, pero no se
inmutó. Siguió mirando al frente, y yo también.
Al cabo de un tiempo, oí un crujido, y yo me asusté,
apartándome a un lado. Pocos segundos después me di cuenta de que pisé una
rama. Vi a mi otra yo adentrarse en la cueva, y la seguí. (Ahora narra
‘’Aurora’’) Una chispa de luz salió de la tenebrosa oscuridad de la cueva. Me
acerqué a aquel deslumbrante destello, me sorprendí mucho al ver una figura,
una figura humana. Pude ver como entre la oscuridad y la luz se distinguía un
hermoso pelo rubio, pero no era el de Daphne.
-¿Stella?- pregunté, asustada.- Hola, Aurora.- Solo
me dijo eso. ¿Solo un ‘’Hola’’? Estábamos en medio de la oscuridad, solas, en
una tenebrosa cueva, ¿y solo me dice hola?- ¡Hola!- intenté animar la
conversación.- ¿Qué haces en esta cueva? ¿Las Winx están contigo?- no me
contestó durante unos segundos.- Acompáñame.- me hizo una señal para que la
siguiera. No sabía si fiarme de ella o no. ¿Por qué no iba a fiarme? Es mi
amiga. Pero había algo de lo que no estaba muy segura… No me quedó más remedio
que seguirla. Yo iba detrás de ella, guiándome por su luz.- Ehm… ¿Stella,
adónde vamos?- pregunté, pero no me contestó.- ¿Stella? ¡Stella!- repetía su
nombre, pero seguía sin respuesta.- ¿Stella, me estás escuchando?- pregunté un
poco enfadada.- ¡¡Stella!!- grité. Ella solo seguía adelante.- Sabía que era un
mala idea venir.- pensé. Pensé en volver atrás y dejarla ir, pero era demasiado
tarde. Nos encontramos ante una enorme puerta de metal, con incrustaciones
alrededor de color oro. Lo que me extrañó fue que estaba abierta, aunque
parecía cerrada.- Estoy aquí.- susurró Stella.- ¿También está ella?- preguntó una voz familiar, muy
familiar.- Sí.- murmuró Stella.- ¿Stella qué ocurre?- pregunté por encima de su
hombro.- Stella apoyó su mano en la puerta y ésta se abrió poco a poco.
Aterrada, miré a los lados levemente. Vi una luz que conseguía eliminar la
oscuridad, pero solo en un rincón de la espaciosa sala.- Hola, Aurora.-
preguntó aquella voz familiar.- ¿¡Quién eres?!- grité. Me dirigí a Stella.-
¿Stella, dónde estamos? ¡Contéstame! ¡Llevas todo el camino sin decirme nada!-
le grité.- Lo siento Aurora. Yo… No quería hacerlo…- mi corazón palpitaba muy
rápido al oír su débil voz pronunciando esas palabras.- ¿Qué ocurre?- pregunté.- Aquella voz del
principio se acercó, por fin pude ver su figura. Yo cree una bola de fuego.
-¿Quién eres?- grité. La figura se acercó más a la luz, y por fin la vi. El
intenso vacío en mi corazón que sentía en aquel preciso instante debilitó mis
poderes y desvaneció las bolas de fuego que tenía en mis manos.
-¿Daphne?- retrocedí.- Oh, no, llegué tarde…- pensó
Aurora (la verdadera).- Hola.- Saludó Daphne.- ¿Qué ocurre? ¿Por qué estás
aquí? ¿¡Y dónde está Bloom!?- grité.- Entrégame tu poder.- afirmó Daphne.- A
cambio, liberaré a Bloom.- continuó.- No te creo. Seguro que es un engaño.
Primero libera a Bloom.- afirmé.- ¡No! ¡Si no quieres darme tu poder… Tendré
que cogértelo yo!- y me lanzó una bola de fuego que esquivé. Me escondí detrás
de una columna.- Tengo que salir de aquí pero… Tengo que rescatar a Bloom.-
pensé.- Lo que no sabía era que Daphne estaba esperando a que saliera de mi
escondite para atacarme con un rayo de hielo -ya que tiene el poder de los
elementos-, aunque en realidad no quería atacarme, solo era como una amenaza. Yo
salí de mi escondite, para rendirme, pero Daphne accidentalmente lanzó el rayo
de hielo que me dio en la cabeza, yo caí inconsciente.
Daphne sintió como su corazón dejó de palpitar
durante unos segundos al ver aquella escena. Arrepentida, se acerqué a mí,
agitándome los hombros. Al ver que no respondía, me llamó por mi nombre. No
respondía. Stella se acercó.- ¡¡Aurora!!- me llamó Stella.- ¿Qué has hecho?- le
gritó a Daphne.- No… No fue mi intención…- se defendió.- Oh, claro. ¿En serio?-
contestó Stella con un tono irónico.- ¡Te lo digo enserio! Creí que iba a
atacarme, lo hice intencionadamente, lo juro.- se defendió de nuevo. Vio como sostenía
un colgante. Recordó que cuando me enfrenté a ella llevaba ese colgante, y que
cuando me conoció por primera vez llevaba ese colgante.- Este colgante contiene
su poder.- afirmó Stella. Sus ojos se agrandaron, y su corazón parecía a punto
de estallar.- ¿Cómo?- preguntó con un nudo en mi garganta.- Ese colgante.
Contenía todo su poder. Seguramente te lo iba a dar. Seguramente se ha
sacrificado por Bloom. Y encima vas y, lo arruinas todo.- contestó Stella
cabeza abajo.- ¡Lo hice sin querer!- gritó, levantándose y saliendo de la sala,
saliendo fuera de la cueva. Tras unos 10 minutos aproximadamente, abrí los
ojos, pero no me encontraba en la maléfica cueva de antes. Me encontré en una
sala completamente blanca, solo había una columna que sostenía un objeto, y un
trono con incrustaciones de oro al fondo.- ¿Hola? ¿Hay alguien? ¿Dónde estoy?-
pregunté admirando aquella sala.- Hola, Aurora. Veo que llegaste bien.- dijo
una dulce voz.- ¿Quién eres? ¿Y dónde estoy?- pregunté mirando a mi alrededor.-
Eso ahora no importa. ¿Ves esa columna?- pude deducir que era la columna que
describí antes -ya que era la única columna que había en toda la sala-.- Sí que
la veo, -para no verla-, ¿qué ocurre con esta columna?- pregunté, acercándome a
ella. Pude ver un colgante.- ¿Y este colgante?-
-Es el colgante de los deseos. Puedes pedir un deseo
siempre que quieras. Es para ti.-
-¿Para mí? Wow.- dije admirando el colgante.
-Cógelo, puedes pedir un deseo.- me dijo aquella
voz. Lo cogí, atravesando un campo de fuerza.- Solo tú puedes pasar este campo
de fuerza.- añadió. Yo pensé durante unos segundos.- ¿Este colgante puede hacer
todo lo que tú quieras? ¿Le puedes pedir lo que sea?- pregunté.- Lo que sea.-
me respondió. Hubo unos segundos de silencio. Me puse el colgante. Cerré los
ojos, y agarré el colgante.- Deseo… Deseo volver a aquel baile, al momento en
el que Bloom salió fuera y que nada de esto hubiera ocurrido. - desee
decidida.- Oí aquella voz, me dijo algo, pero no lo entendí. Abrí los ojos y la
sala desapareció, formándose como el jardín del palacio de Domino. Yo me encontré
detrás de Bloom, con el vestido. –Esto lo dice la verdadera Aurora- Vi como
‘’Aurora’’ hacía desaparecer el colgante, y vi que yo también lo obtuve, qué
extraño… Hice desaparecer el colgante de los deseos y me puse el colgante que
llevo siempre. – Igual que la Aurora de la ilusión. Sigue narrando la otra
Aurora.- Esta vez era la Bloom de verdad.- ¿Ocurre algo?- pregunté.- Oh, nada.-
me contestó Bloom.- ¿Seguro? Te veo preocupada por algo.- Bloom suspiró.-
Acompáñame.- Nos dirigimos a su dormitorio y nos sentamos en su cama.- Aurora,
hay algo que debes saber…
¿Qué
pasará en el siguiente capítulo? ¿Le dirá Bloom la verdad? ¿Dirá otra cosa para
no dañar los sentimientos de su hermana?....
0 comentarios:
Publicar un comentario