Arrepentida
-¿Se puede saber qué estás haciendo aquí? ¿Y por qué
lloras?- pregunté.
- ¿Qué…? ¿Por qué…?- sollozó Daphne.
-¿Daphne? ¿Estás bien?- Daphne no me contestó, solo
prosiguió:
-No logro entender… ¿Por qué…?-
-¡Daphne! ¿¡Qué te ocurre?!- dije impacientemente.
-Todo… Todo comenzó…-
2
horas antes…
-¡Hey, Daphne! ¿Qué tal la fiesta?- le preguntó
Stella.
-¡Genial! Muy divertida. ¡Cantasteis genial en el
escenario!- contestó bebiendo de su copa apoyando una mano en la mesa del
bufé.- ¿En serio que lo hicimos bien? Menos mal, ¡porque creí haber
desafinado!- rió Stella. Daphne se rió también.- No, lo habéis hecho genial.
Daphne se acercó más a Stella:
-¿Puedes acompañarme un segundo?- preguntó Daphne,
aprovechó que yo no estaba, que estaba hablando con las Winx.- Claro.-
respondió Stella amablemente. Se fueron a un pasillo muy oscuro.
-¿Por qué aquí? No soporto la oscuridad, me
debilita…- titubeó Stella.
-¿Por qué Aurora está evitándome? ¿Tal vez tú sabes
algo?- contestó Daphne maléficamente.
-¿Qué? ¿Cómo lo voy a saber? En todo caso se lo
diría a Bloom, es su hermana.- contestó Stella nerviosa.
-Yo también soy su hermana, ¿y cómo es que no me ha
contado nada?- hubo unos segundos de silencio incómodo.- Sé que tu sabes algo,
Stella.- contestó.- ¿No me lo vas a decir?- prosiguió Daphne.
-¿¡Para qué necesitas saberlo?! ¡¡No es de tu
incumbencia!!- gritó Stella.- Hubo de nuevo unos segundos de silencio incómodo,
que ponían nerviosa a Stella.
-Oh, bueno, vale.- contestó Daphne. Chasqueó sus
dedos y apareció una barrera alrededor de Stella.- Esto es por no decírmelo.
Pues sí que necesito saberlo, ¿sabes?- contestó maléficamente.
-¡Suéltame! ¡No puedo soportar la oscuridad!-
contestó Stella debilmente. Daphne sltó una risa maléfica y salió del pasillo,
dejando sola y débil a Stella.
(Fin
del flashback)
-¿¡Que hiciste qué?!- contesté.- ¡Stella!-
-¿Qué hice, Aurora? ¿En qué me he convertido?-
titubeó Daphne. Yo me fui corriendo a por Stella, intentando averiguar cuál era
aquel pasillo tan oscuro. Recordé un pasillo oscuro que tiene un pasadizo
secreto para emergencias, y como pude deducir, allí estaba.
Encendí un fuego y
conseguí que se despertara.
-A… ¿Aurora?- murmuró.- Si, soy yo.- contesté.
Consiguió levantarse y titubeó:
-Daphne…-
-Lo sé.- contesté.- Ha sido un error. Me lo contó
todo.-
-N… No quise decirle nada de tus pesadillas.-
-No pasa nada, descansa.- le aconsejé, y ella
asintió, yéndose a su habitación.
<iframe
width="560" height="315"
src="//www.youtube.com/embed/Yg9KQqYwJqo" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Me recosté en la pared, apoyé la cabeza en ella, y
suspiré, mirando al techo. Oí como cerraron la gran puerta, se acabó la fiesta,
el silencio consumió todo el enorme castillo, convirtiéndolo en millones de
ladrillos sin ruido alguno. Por un momento en mis últimos meses hubo un momento
de paz y tranquilidad, y por suerte, nadie estuvo ahí para estropearlo todo.Yo
cerré los ojos y me consumí en el mundo de la tranquilidad.
Pasó 1 día, pasaron 2 días, pasó 1 semana. Y seguí sin
hablar a Daphne, ni ella me habló a mi. Nos cruzábamos todos los días. Por la
mañana, por la tarde, por la noche, al acostarnos, y ni un ‘’hola’’
A la hora de comer, había un silencio absoluto. No
sabíamos de qué hablar, no queríamos ni tener que hablar de lo sucedido. No
creí que Daphne fuera capaz de hacer semejante cosa, pero luego la vi llorando,
así que se arrepintió… Pero ella sigue con sus planes malvados, como si algo en
su interior le impidiera hacer esas locuras. Pero tenía que encontrar la solución,
antes de que fuera demasiado tarde.
-Oye, Aurora… ¿Por qué no hablas con Daphne? Puedes
ir a su dormitorio.- me aconsejó mi padre.
-No, gracias.- contesté, sin apartar la vista del
plato.
-Hija, llevas 1 semana sin hablar con ella, al menos
podríais hablar de lo sucedido y arregarlo.- me dijo esta vez mi padre. No
sabía como decirles sin enfadar a nadie -ni a mí- ‘No quiero, ¿podríais dejar
de hablar siempre de todo esto?’
-Ya he dicho que no quiero, papá.- contesté.
-A ver, hija, ¿y por qué no? Es tu hermana.- me dijo
de nuevo mi padre, soltando el tenedor.
-¡Pues porque no quiero, papá!- grité levantándome
bruscamente de la silla, haciendo caer mis cubiertos.-¡Necesito un solo día en
el que no tenga que pensar en eso! Tú no sabes cómo lo estoy pasando, papá. ¡No
lo sabéis!- y dicho esto salí del comedor, cerrando de un portazo.
-Oritel, a nuestra hija le pasa algo, y tenemos que
saberlo antes de que sea tarde.- se preocupó Marion.
-Lo sé, cariño, pero no podemos hacer nada. Creo que
esto es entre Daphne y ella.-
-Recuerda que hace días que tampoco habla con Bloom
ni sale de paseo con las Winx, ni nada.- recordó Marion.
-En fin.- suspiró Oritel.- Creo que no podemos hacer
nada al respecto, cariño. Tiene que resolverlo ella sola. Lo conseguirá.- dijo
Oritel tras mirar la puerta, con una mirada preocupada.
Yo suspiré, recostada en la pared, cuando oí que me
llamaban al teléfono móvil.
-¿Sí?- pregunté.
-¿Aurora?- contestó una voz masculina.
-¡Marc! ¡Hola! ¿Qué tal?- contesté alegre.
-Nada, aquí… Oye,te gustaría que quedaramos hoy
para, no sé… ¿Tomar algo?- me propuso.
-Ehm… ¡Claro! Estaré encantada de ir.- contesté
feliz.
-¡Perfecto! Te recogeré hoy a las 20:00, ¿de
acuerdo?-
-Vale. Adiós Marc.- colgué el teléfono. Me fui a mi
dormitorio y:
-¡OMG, no tengo qué ponerme!- De repente apareció
Stella abriendo la puerta bruscamente.
-¿¡Cómo que no tienes ropa que ponerte?! Espera,
¿para qué es?- preguntó.
-Marc me ha pedido que si podíamos ir a tomar algo.-
dije soltando una pequeña carcajada.
-¡Oh, oh, esto es serio! ¡Hay que ir de compras!-
contestó Stella impacientemente.
-¿De compras? ¡Stella, son las 18:30, no da tiempo!-
-¡Sí que da tiempo, tú confía en mí!- me cogió de la
mano rápidamente y en 2 segundos aparecimos en el centro comercial de Magix.
Pasamos por todas las tiendas de Magix, y al parecer no fui la única que se
compró ropa…
-Stella, ¿y por qué tengo que llevar yo tus 10
bolsas?- pregunté mientras veía a Stella viéndose las uñas.
-Ah, Aurora, tengo que cuidar mis uñas. No puedo
permitir que se rompan.-
-Ah, pues que se rompan las mías. ¡¡Coge tus
bolsas!!- contesté, dándole sus bolsas en el suelo, mientras seguía caminando
adelante con mis bolsas. Miraba asombrada los escaparates de cada
tienda, cada prenda era hermosa, no sabía cuál comprar, no sabía cuál usar para
la cita. Miré mi reloj, las 19:30.
-¡Oh, no, no llego!- Ya tenía mis zapatos y
complementos, pero no tenía vestidos, ni camisetas a juego con jeans, ¡nada!
Acelerando el paso, vi una tienda con un conjunto que me enamoró. Entré y
encontré en una columna el conjunto del escaparate, pude ver por la ventana a
Stella contemplando los escaparates -como lo hizo con todos-.
Llegué al mostrador y la chica me atendió enseguida, metiendo las prendas en la
bolsa y entregándomela. Vi como recibía a todas las clientas con una gran
sonrisa, cosa que tenía ausente, una sonrisa. Aunque fuera a tener una cita con
Marc, algo oscuro en mi corazón permanecía inquieto en mi interior. Esa
oscuridad era Daphne. No paraba de pensar en ella. En la conversación con mis
padres en la hora de comer. Aquel silencio incómodo.
Aquel sentimiento profundo
que ocultar a todo el mundo. Eso me incomodaba, no me dejaba vivir.
-¡Aurora!- me llamó Stella que iba detrás de mí.- ¡Que
son las 19:50!-
-¡¿Qué?!- miré el reloj, tenía razón.- ¡¡No voy a
llegar a tiempo!!- Stella me alcanzó y me agarró enseguida del brazo,
chasqueando sus dedos y apareciendo en mi dormitorio.
-¡Corre!- me dijo sacando mi ropa de las bolsas. Yo
me cambié enseguida de ropa.
-Y bien… ¿Cómo voy?- le pregunté a Stella.
-¡Preciosa!- dijo levantándose de la cama y dándome
un abrazo.- Marc se quedará embobado.
Fan-art de Alys_NatmixClub
-Ahora vuelvo.- dije saliendo de la habitación,
llamando en la puerta de la habitación de al lado.
-¿Daphne?- pregunté abriendo lentamente la puerta de
la oscura habitación. Daphne se encontraba al lado contrario a la puerta, en la
cama, contemplando el atardecer de Domino. Yo me senté junto a ella.
-Daphne…- murmuré.
-No digas nada. Crees que soy una mala hermana por
no hablarte y por haberle hecho eso a Stella, ¿estoy en lo cierto?- murmuró
contemplando la hermosa vista que se contemplaba tras la ventana abierta, con
las cortinas blancas y finas moviéndose levemente por el dulce movimiento del
aire.
-Todo lo contrario, yo soy la mala hermana.- fue lo
único que dije. Ella me miró.
-¿Vas a algún sitio?-
-Ah, si. Voy a tomar algo con Marc.- contesté.
-Vas muy guapa.- contestó ésta con una sonrisa.
-Gracias.- le contesté con otra sonrisa. Oí el
timbre resonante del palacio.
-Ya está aquí.- me dijo Daphne, mirando de nuevo la
ventana.
-Sí. Bueno, ehm… Adiós…- dije levantándome del suelo
y dejando a Daphne. Bajé las escaleras y abrí la puerta, me encontré a Marc.
-Hola.- me saludó mirándome de arriba abajo.- Vas
hermosa.-
-Gracias.- dije con un tono tímido.- ¿Nos vamos?-
-Claro.- dijo agarrándome de la mano, cerrando la
puerta. Pasamos por el gran jardín, y a lo alto pude ver a Daphne asomada en su
balcón, con una sonrisa en su rostro. Yo también sonreí.
Por un momento, pude
ver la Daphne de antes, la Daphne feliz, la Daphne sonriente. La hermana que
una vez conocí, y que no cambió nunca. La hermana que siempre fue fiel. ¿Pero…
Y ahora?
0 comentarios:
Publicar un comentario