CAPÍTULO 7:
Alfea
L
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legó el 8 de septiembre y
empezaron las clases, yo fui a Alfea, mis amigas al Instituto de Magix, y mis
amigos a Fuente Roja. Estaba entusiasmada por saber que asignaturas más había,
aparte de las que ya sabía, porque eran las optativas del papel de solicitud,
aunque no lo hicimos por papel sino por teléfono. Eran ‘’Historia de la Magia’’
o ‘’Música’’, yo elegí, ‘’Historia de la Magia’’, pensé que debería saber algo
sobre la magia.
Nada
más llegar, lo que hice fue ir a mi cuarto e instalarme. Me tocó un cuarto para
mi sola, ya que había sido la última chica en apuntarme a la escuela y aparte
mi madre lo eligió. Era un cuarto bastante grande, con dos camas, y dos
estilos. Me instale en el que tenía más azul, por que el otro era muy rosado.
Deje la maleta sobre la cama, y vi que había un escritorio inclinado que tenía
atornillado un flexo de color rojo. Encima había una pequeña estantería que
tenía un lapicero y un jarrón cristalino de color verde agua. Al lado del
escritorio había una papelera vacía de color rojo con dos corazones amarillos.
El escritorio tenía una silla azul y morada con un corazón. La cama tenía unos
cojines, y el cabecero tenía forma de corazón. A los lados de la cama había
mesillas, que tenían un cajón y debajo un espacio vacío. En una de ellas había
una lámpara amarilla y roja, y en la otra, había un portafotos azul oscuro y un
despertador amarillo. Al lado había un armario con un marco y tenía unas
puertas verdes oscuras. Había una ventana de cortinas verdes y una pequeña
estantería que separaba los dos cuartos.
De
repente se oyó una voz que provenía de un altavoz de mi apartamento. Era la
directora, decía que nos reuniéramos todas las hadas del primer curso en el
patio. Salí de mi cuarto, cerré la puerta, y me dirigí con las demás alumnas al
patio. La directora quería informarnos sobre algo. Cuando todas las alumnas ya
estaban en el patio, la directora comenzó a hablar.
–Sed
todas bienvenidas, espero que estéis preparadas para comenzar los estudios. Os
he reunido aquí para enseñaros Alfea y vuestros horarios –la directora nos guió
hasta la puerta principal, que daba hacia el recibidor de Alfea–. En el tablón
de anuncios tenéis vuestros nombres y en las clases en las que estáis. Mañana
os dará el horario vuestro tutor o tutora. Las clases empiezan mañana –todas
nos dirigimos hacia el tablón, yo no pude ver nada, pero la directora se acercó
a mí–. Tú eres Bloom, ¿verdad?
–Sí,
directora Faragonda.
–Sabes,
te pareces a una chica de la leyenda y te llamas igual, debe tener una doble
–yo no sabía de qué leyenda me estaba hablando, pero tampoco me importó–. Tu
clase es la 1.1, eres del primer curso A.
–Muchas
gracias –le dije con una sonrisa y se colocó de nuevo el micrófono.
–En
vuestros armarios tenéis una plataforma y una pantalla. Todo lo que colguéis en
el armario aparecerá en la pantalla. El uniforme es obligatorio, cada una tiene
uno diferente –dijo dirigiéndose hacia todas las alumnas.
La
directora Faragonda, a pesar de ser una directora firme, era muy amable y
simpática. Era mayor, con el pelo blanco y corto, y llevaba unas gafas pequeñas.
Fui a mi cuarto, terminé de instalarme y eché unas fotos para enviárselas a mis
amigas. Después, puse el despertador a las 7:30, y me acosté en la cama y me
quedé profundamente dormida. Tuve un sueño: todas las hadas de Alfea corrían,
yo no sabía lo que pasaba, hasta que apareció, un hombre, era malvado, por que
desprendía una energía negativa muy fuerte. Yo intenté hacer un escudo
protector o algo con mi magia, pero su fuerza negativa me derribó. Y desperté.
Estaba sudando. Me levanté de la cama y me dirigí hacia el aseo de mi
apartamento. Me eché agua en la cara y me despejé. Después, volví a mi cama,
miré la hora, eran las cinco de la mañana, así que continué durmiendo.
Era
de día, me sonó el despertador. No tenía ganas de levantarme, pero no quería
llegar tarde el primer día, así que me levanté, cogí una toalla, y fui al aseo
para ducharme, sólo había una alumna.
–Hola,
yo me llamo Bloom –le dije tímidamente.
–Hola,
yo soy Layla –me dijo ella.
–¿Es
que ya no hay nadie más en este apartamento? –pregunté por curiosidad.
–No,
¿tú fuiste la última en apuntarte?
–Creo
que sí. ¿Tu cuarto tiene dos camas?
–No,
¿él tuyo las tiene?
–Sí,
es porque mi madre lo pidió así, ya que no conozco a nadie.
–¿Tú
conoces a alguien de aquí?
–Sólo
a ti.
–Igual
que yo.
–Pues en ese caso ya somos amigas.
Ella
se metió en una ducha y yo en la otra. Al parecer las dos estábamos muy
contentas de haber nos echo amigas. Me vestí y vi que lo que dijo la directora
era cierto, me peiné y cogí la mochila y fui a clase. Layla era morena y tenía
el pelo rizado y castaño, sus ojos eran azules verdosos, del color del mar mediterráneo,
porque aquí en Magix, el agua era azul. Llegamos a la clase, estaba como
profesora la directora Faragonda. Yo me senté al lado de Layla. Detrás nuestro
había un par de parlanchinas que no paraban de cuchichear. Pronto descubrí que
se llamaban Chimera y Diaspro.
–Esta
clase que daremos hoy no será la que nos toca, ya que algunas alumnas tienen clase
de Música. Os repartiré el horario –dijo la directora cogiendo un paquete de
folios con una tabla escrita e imprimida.
Este
era el horario:
HORA
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LUNES
|
MARTES
|
MIÉRCOLES
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JUEVES
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VIERNES
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8h–9h
|
H. Magia / Música
|
H. Magia / Música
|
Autodefensa
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Metamorfosimbiosis
|
Biología
|
9h–10h
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Metamorfosimbiosis
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Filosofía Mágica
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Pocimología
|
Pocimología
|
Pocimología
|
10h–11h
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Morfología
|
Biología
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Informática
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H. Magia / Música
|
Morfología
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11h–12h
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RECREO
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||||
12h–13h
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Autodefensa
|
Informática
|
Biología
|
Autodefensa
|
Educación
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13h–14h
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Filosofía Mágica
|
Autodefensa
|
Metamorfosimbiosis
|
Morfología
|
Filosofía Mágica
|
La
directora era nuestra profesora de Historia de la Magia. Cuando terminó la
clase, dimos Metamorfosimbiosis. No sabía de qué iba esta clase. Nuestro
profesor de Metamorfosimbiosis se llamaba WizGiz. Era un duendecillo, de pelo
rizado y castaño. Daba unas clases muy graciosas y divertidas. Se convirtió en
un elefante. Después, toco la clase de Morfología. Y a continuación, el recreo.
Layla y yo fuimos a dar una vuelta por el patio de Alfea y aprovechamos para
hablar de nosotras.
–¿De
dónde eres? –pregunté.
–De
la Tierra.
–¡Igual
que yo! –exclamé.
–¿Tú
cómo supiste que eras un hada? –me preguntó.
–En
un sueño.
–¡Yo
igual! –exclamó.
–Sí
que tenemos cosas en común.
–Es
raro.
–Ya.
A mí me lo dijo una ninfa llamada Daphne.
–Y a
mí –dijo mientras le pegaba un mordisco al bocadillo–. ¿De qué ciudad eres?
–Soy
un pueblo de Córdoba llamado Pozoblanco, en España.
–Yo
también soy de España, pero de Castilla y León, y de un pueblo también, se
llama Villaramiel.
-¡Que
bonito nombre! –exclamé.
-¡A
qué sí! El tuyo también –dijo-. Yo vine aquí, porque en mi familia somos muy creyentes.
-Yo tuve
que convencer a mis padres.
Nos
terminamos el almuerzo, tocó el timbre y fuimos a clase de Autodefensa. La
profesora resultó ser la subdirectora del centro, Griselda. Era castaña, de
pelo corto y liso, y llevaba unas gafas alargadas. Nos miró de reojo y comenzó
a hablar:
–Buenos días, chicas. Esta es la clase de
Autodefensa. Empezaremos por ver quién tiene y quién no, la transformación
Magix Winx.
Preguntó a todas las alumnas y apuntó en
la lista.
–Vaya,
hay una gran cantidad de ‘’no’’ –hizo una pausa–, como siempre.
La
subdirectora dio un discurso sobre la autodefensa. Después dimos clase de
Filosofía Mágica con el profesor Avalon. Es de pelo
largo y azulado, amable, majo y nada
estricto. Se presentó y nos dijo que significaba ‘’Filosofía’’. Después, dimos
un poco de clase. Tocó el timbre, y fui a comer con Layla. Había una salsa de
tomate con un filete de pollo, o bien, puré de patatas. Y de postre, pudin de
coco o fruta. Yo tomé la salsa de tomate con el filete de pollo y un plátano.
Layla tomó la salsa de tomate con el filete de pollo y el pudin de coco.
Después me retiré a mi cuarto, al igual que Layla. Luego, Layla y yo fuimos a
cenar. Y pusimos fin a este día.
«9 de septiembre de 2014. Querido diario:
Este segundo día aquí ha sido fantástico
y he conocido a Layla. Y, ¿a qué no sabes qué ha pasado? A ella y a mí nos pasó
lo mismo, descubrimos que somos hadas gracias a un sueño en el que Daphne, una
ninfa, nos lo dijo. ¡Es genial!»
CONTINUARÁ
¿Le irá bien a Bloom?
¿y a Layla? ¿Conocerán a alguien más?
DESCÚBRIDLO EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO
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