Bueno, este no es el capitulo completo (ademas tengo que arreglar el problemas con las tildes) si no como un adelanto... Uno muy largo. Necesito un poquito mas de tiempo para terminar todo el cap., y por mientras voy a publicar una parte. :) Ademas, el capitulo no tiene titulo aun
EDIT: Ya está completo el capi! :D Espero que les guste! (PD: Si yo soy un asco escribiendo momentos románticos así, imaginen qué escribiré cuando me toque hacer la boda de las Winx. Y no se preocupen, que pronto las otras Winx tendrán sus momentos xD)
Bloom despertó casi de inmediato. La luz que atravesaba la cortina blanca cegó sus ojos y ella se cubrió con la frazada. No se movió por un buen rato, cuando sintió algo que la pellizcaba. Levantó la frazada y su conejo Kiko se abalanzó sobre ella para a abrazarla. Bloom lo acarició suavemente, murmurandole un buenos días.
Se sentó sobre su cama, y jadeó. Sus amigas no estaban ahi. Ni siquiera sus
camas.
-¿Qué ha pasado? –murmuró. Se paró y examinó el
lugar. No parecía que hubo una pelea- ¡No, pero qué estoy pensando! –se dijo.
Ahora todo lo que le venía a la cabeza era que un monstruo o antiguo enemigo
vino a atacarlas en medio de la noche para luego llevárselas. Pero algo en su
interior le dijo que eso no era posible. Se sentó
tranquilamente sobre el piso, llevando sus rodillas a la altura de su pecho y
abrazando sus piernas. Se revolvió el cabello
tratando de pensar.
-Veamos- empezó Bloom a pensar-. No creo que haya habido una pelea, no
oi nada, y creo que mis padres y los sirvientes tampoco –la idea de una batalla
ayer fue descartada de su mente-. ¿Y que tal si les lanzaron un hechizo para
dormirlas? ¿Si o no? –sacudió la cabeza y se paró apresuradamente para
dirigirse al balcón. Abrió las cortinas y tambien las puertas de par en par y
se acercó a la barandilla de marmol blanco. Toda su preocupación dejó su ser
subitamente. Lo que tenia frente a ella era hermoso.
El mar que rodebaba a Domino se veia azul,
o inculso celeste. Era dificil juzgar el color. Dependiendo de donde estabas,
el color cambiada a dorado, gris, verde claro e incluso rosado. Parecia un
hermoso arcoiris de colores. Parecia que el puente brillaba, y el cielo era
azul sin nignuna nube. Era mediodia o tal vez mas temprano. El bosque frente a
ella se veia tan pacifico y alegre. Bloom se apoyó sobre la barandilla y
suspiro hondo. Ahora lo unico que ella queria era paz, y nada mas que paz.
Sin saber porque, Bloom alzó sus brazos,
de forma que pareciera una ave a punto de alzar vuelo. Ella cerró los ojos y
dejó que el viento acariciara su rostro. Se sentia tan refrescante. Bloom
sonrió levemente. Abrió los ojos y se paró sobre la gruesa barandilla, otra vez
alzando los brazos. Respiró hondo y finalmente se lanzó boca abajo.
Sintió el aire azotando sus brazos y
rostro. La idea de un suicidio no cruzó por su mente y sonrió levemente. Sin
decir una sola palabra sintio como unas pequeñas chispas de luz la rodeaban.
Bloom abrio los ojos y observo que ni siquiera estaba tan cerca a la tierra
como ella habia creido. En lugar de eso ella estaba volando, sin estar
transformada. Bloom solto una dulce risa y mira a sus costados. En su espalda
tenia unas alas casi transparentes, y solo la luz del sol las hacia
distinguibles. Tenian una ligera tonalidad de azul y otra de rosa pastel,
parecidas a las alas Enchantix de Stella. Surco los aires por unos cinco
minutos, mirando hacia abajo con una sonrisa en su rostro, observando la
hermosura de la naturaleza. Por poco olvidaba que ella tenia deberes que hacer
en el castillo de Domino como princesa del reino.
Le dieron ganas a Bloom de hacer algo
nuevo y respirando hondo dio una voltereta, como lo hacen esos aviones
practicando piruetas en la Tierra. Ella hizo mas y mas piruetas sin llegar a
marearse; ella reia. Cada vez que daba un giro o valaba con fuerza las unas
chispas volaban por el cielo, para luego desaparecer lentamente o flotar hasta
caer en el suelo.
Ella volaba mas y mas alto, y se sentia
mas y mas feliz sin saber por que. Se sentia una joven adolescente otra vez
haciendo esto, peleando contra monstruos y enemigos junto con sus amigas.
Cuando ella tenia diesciseis y no sabia nada de lo que le iba a pasar, no sabia
que era princesa de un reino perdido. Y ahora... Era el hada mas poderosa de
toda la Dimension Magica. Miro hacia abajo y planeo por unos segundos. Diviso
un punto negro en todo el bosque y a Bloom le dio un poco de curiosidad, asi
que se acerco. Cuando estuvo lo suficientemente cerca pudo notar de que ese
punto... Era Sky.
Bloom olvido por completo lo ocurrido la
noche anterior, y se lleno de alegria al verlo. Bajo lentamente, y cuando sus
pies tocaron el suave pasto, ella miro hacia atras para observar como sus alas
transparentes desaparecian poco a poco.
Miro a su alrededor y para ella todo era hermoso. El lugar estaba
rodeado de rosas, orquideas, azaleas, lilas y muchas mas flores exoticas de las
que solo Flora sabia los nombres. El bosque estaba inundado del olor
refrescante de las flores. Bloom se volteo y vio a unos metros lejos de ella a
Sky. El vllevaba puesta ropa normal, nada que ver con principes ni deberes de
reino. Ella le sonrio alegremente y solto unas pequeñas risitas, tal como una
niña de seis años.
-Hola Sky –sonrio ella. Despues de unos
segundos el le devolvio una calida sonrisa- ¿Que pasa? ¿Que haces tan temprano
cerca de Domino?
-Solo queria verte –respondio el. El
recuerdo de la desastrosa fiesta de anteayer volvio a Bloom. Su rostro se
ensombrecio por unos instantes.
-Mira, si es por el incidente de anteayer,
no te preocupes –dijo ella precipitadamente-. Solo fue una simple... –Bloom se
quedo pensativa, ¿que le iba a decir a Sky?
-¿Una simple que? –pregunto Sky dando unos
pasos adelante.
-Una simple pesadilla eso es todo –dijo
Bloom-. Oh espera, eso no sono muy bien, ¿verdad?
-Supongo que no –dijo el con una sonrisa.
Bloom se tranquilizo al ver que su novio no se habia molestado.
-Me alegra de que no pienses que lo que
acabo de decir no tiene sentido –Bloom tuvo ganas de golpearse. ¡Que rayos
habia dicho!- Mejor dicho, olvidalo.
-¿Olvidar que? –pregunto Sky confundido.
-Ah... Nada –Bloom actuo como una chica
(¡por favor, tenia unos veintitres años!) inocente. Pero por dentro se culpaba
a si misma por haberle revelado tanto a Sky. El sin duda alguna iba a sospechar
y Bloom, conciendole, sabia que el iba a buscar una respuesta-. Mira, este...
–suspiro Bloom-. Lo que paso, anteayer. La fiesta. ¿Tengo que ser mas
especifica? ¿Estas molesto conmigo por...?
-No
-¿N...No? –repitio Bloom incredula-. Pero
yo... Yo... –ella se golpeo la frente con la palma de su mano-. Ratas, no puedo
dejar de actuar infantil. Creo que me hice mas sensible gracias a este
ambiente.
Sin que ambos se dieran cuenta, Bloom y
Sky se habian acercado mientras hablaban y ahora estaban a unos veinte
centimetros. Bloom se rasco la nuca nerviosamente.
-Lo siento –murmuro ella refiriendose al
incidente de anteayer. Miro a Sky a los ojos y se sintio mas vulnerable que
antes. Inconscientemente, Bloom abrazo a Sky y se quedaron asi-. No se que
estoy haciendo –rio Bloom y Sky lo hizo tambien.
-No importa, aun asi somos novios,
¿verdad?
-Estas en lo cierto –murmuro Bloom
mientras hundia su cabeza en el pecho de Sky-. Te extrañe.
-Yo tambien –Bloom solto una pequeña
risita. Ella levanto la cabeza y miro a Sky a los ojos de nuevo. Ella se sentia
tan segura cuando el estaba con el. Ella lo amaba, y el la amaba, y ambos
sabian de que nadie los iba a separar. Bloom sonrio y se sonrojo, para despues
rodear su cuello con sus brazos y acercarlo para besarlo. Pero ella sintio que
ese no era un beso entre prometidos, y mas bien parecia el primer beso de unos
adolescentes.
Ella abrió los ojos
y para su disgusto descurbió que se encontraba en su habitacion. Al principio
creyó que se había desmayado o algo así. Ya no se sentía tan cansada como
antes, y se sentó sobre la cama, sin importarle su pelo despeinado. Bloom tuvo
que contener un grito; si era de susto o de alegría, eso no lo sabia. Sus
amigas estaban ahí, dormidas, en sus camas. En resumen: ¡nunca habían dejado el
lugar! ¡Todo habia sido un simple sueño!
Bloom golpeó la
cama con su puño, se sentía molesta y al mismo tiempo aliviada. Molesta porque
había despertado de ese hermoso sueño (si cuentan el beso de Sky y el hermoso
bosque) y aliviada porque sus amigas estaban ahí, en el mismo lugar. Ningún
enemigo había venido a llevárselas. Era un alivio.
Bloom se levantó
y abrió la cortinas para contemplar el paisaje. Era casi igual a su sueño,
excepto que no era tan hermoso como este. Se volvió con sus brazos cruzados a
ver a sus amigas, que aún seguían durmiendo tranquilamente. Una sonrisa pícara
corrió por su rostro, pensó en despertarlas y molestarlas tal como las chicas
adolescentes hacen en las pijamadas, pero un nuevo pensamiento ocupó su mente.
Recordó el sueño y salió de su habitación, cuidando de no pisar las manos de sus
amigas y cerrando la puerta silenciosamente.
Caminó por los
pasillos mientras tarareaba una de sus canciones favoritas y movía el dedo
índice al ritmo de la melodía. Evitó a la mayor cantidad de gente que pudo, y
si no podia simplemente saludaba amablamente a esos que le decian buenos días.
Pero hubo un momento que cruzó por la habitación de su hermana mayor y Bloom se
congeló. No sabía si debía entrar o no, y esas preguntas la estaban matando.
Tenía que entrar, como cualquier persona haría para ver a su hermana herida y
animarla, pero simplemente no tenía el coraje. No quería volver a hablar del
tema de esas visiones con su hermana (probablemente la culpable de todo) de
nuevo. Ahora dudaba mucho acerca de Daphne, demasiado quizá. Pero no podía evitarlo.
Todas sus visiones apuntaban a Daphne, decían que ella iba a matar a sus
padres, a Bloom e incluso a su hija. Eso era maníaco. ¿Y que si esa era otro
enemigo que intentaba confundirla? Bueno, pues estaba haciendo un gran trabajo.
Sin decidirse aún
ella abrio la puerta para entrar y para su sorpresa vio a Daphne mucho mejor
que antes. Daphne estaba recostada sobre su cama mientras tomaba una sopa tranquilamente.
El efecto fantasmagórico de ayer no se notaba tanto como antes. Bloom tocó la
puerta (justo despues de haberla abierto) para llamar la atención de su
hermana, pero ella ya la miraba con mucha curiosidad. Daphne sonrió.
-Hola –dijo ella.
Su voz ya no estaba tan ronca como antes, sonaba mas dulce y melodiosa;
realmente habia mejorado mucho en el lapso de uno o dos dias.
-Hola, ¿estoy
interrumpiendo? –preguntó Bloom.
-¿Parece que estoy
hablando con alguien? –bromeó Daphne. Bloom tomó eso como una invitación y
cerró la puerta para después sentarse sobre la cama de Daphne.
-Haz mejorado
mucho, ¿sabes?
-Eso han dicho.
Es algo propio de las ninfas; nos recuperamos rápido.
-Es bueno saberlo
–sonrió Bloom. Hubo una clase de silencio incómodo-. Otra vez, no sé cuantas
veces lo he dicho, pero los siento Daphne, lo siento de verás.
-No, está bien
–interrumpió la ninfa-. Sé que no lo quisiste hacer a propósito, no te
preocupes –terminó diciendo esto en un murmullo.
La sonrisa de
Daphna aseguraba de que ella se sentía bien y no culpaba a nadie, pero Bloom no
estaba tan segura de ello. Creía que su hermana mentía y sentía un enorme
rencor por ella. Alzó un poco la mano.
-Daphne...
–empezó ella a decir incoherentemente. Su hermana paró con la cuchara a mitad
de camino a su boca y miró atentamente a Bloom. Esta supiró y miró a su
alrededor-. Si sientes algun rencor –balbuceó ella-, si sientes odio o rencor
por mí... Sólo dilo. No me importa. Solo quiero saber la verdad, y nada más que
la verdad.
Su hermana
comprendió inmediatamente cuán culpable Bloom se sentía y se reincorporó. Puso
su mano y apoyó su cabeza sobre el hombro de ella.
-¿Te sientes
culpable?
Bloom suspiró.
–Sólo respóndeme.
-No siento ni
rencor ni odio ni ningún sentimiento negativo por ti, ¿satisfecha?
-No –rió la otra.
Daphne le dio una palmada en la espalda.
-No te sientas
culpable –le dijo.
-Intentaré
–replicó Bloom. Daphne se acercó y la abrazó fuertemente.
-Quiero que sepas
que yo te perdono de corazón –murmuró ella. Bloom no dijo nada y cerró los
ojos, con sus brazos alrededor de su hermana mayor. Se sintió un poco triste
cuando el abrazo terminó, y Daphne le dijo: -¿Por qué no vas a ver a Sky?
-¿Sky?
-Sé que se está acercando aquí. Quiere verte.
-¿Pero cómo...?
¿Cómo puedes...?
-Soy una ninfa,
¿recuerdas? También puedo ver más allá de lo que mis ojos pueden ver.
-¡Oh! –Bloom se
despidió afectuosamente de Daphne y salió del castillo. Se sorprendió al ver
que la predicción de su hermana era cierta, pues Sky estaba parado cerca de la entrada.
La pelirroja se sonrojó al recordar el sueño que esa mañana había tenido. Luego
miró hacia abajo... Estaba en pijama,
Rapidamente ella
se escondió detrás de ua columna para evitar ser vista. Y con la misma rapidez
con la que se escondió, lkevanto un dedo y de él salieron chispas que rodearon
su cuerpo, y así ella se cambió de ropa en un parpadeo.
Sintiédiose un
tanto confidente ella salió de su escondite, actuando como si fuera a salir a
algún lugar. Su nuevo cambio ropa se conformaba con una bufanda celeste con
círculos blancos, un top blanco con bordes azules sin mangas, una chaqueta rosa
con un gran escote, pantalos del mismo color y unos tacones azules y rosas con
su pelo formado en una cola de caballo.
Y tal como
planeado, Sky la vio.
-¡Ah, Bloom!
–dijo él con voz entrecortada. Bloom lo pasó de largo pero luego se volteó con
una chispa en sus ojos celestes.
-Ah, hola Sky,
¿qué pasa? –dijo ella alegremente, recordando de repente el sueño y deseando de
que hubiera sido real.
-Bueno, yo solo
vine para saludarte –Bloom parpadeó unas cuantas veces.
-¿Saludarme?
–repitió- Ah, bueno, ¡hola! –dijo y se volteó casi de inmediato. Si su plan
funcionaba, su novio iba a...
-Vaya, si que
estas molesta por lo de la fiesta, ¿no?
La pelirroja se
volteó de nuevo hacia él con una mirada desafiante.
-Molesta conmigo:
sí; molesta contigo. Umm... No –respondió-. Despué de todo, tu no tienes la culpa
de nada, expecto tal vez por...
-¿Por qué?
–interrumpió el otro.
-Ah, no lo sé
–dijo Bloom con voz tonta-. Tal vez por... Despertar esa pesadilla.
-¿Pesadilla, cuál
pesadilla?
-Ah, no sé, tal
vez esa que yo ví y ocasionó que rompiera todo el lugar e hiriera a mi pobre
hermana Daphne.
-Ahora te haces
la sabelotodo, ¿entonces yo tengo la culpa?
-¿Sabelotodo?
¿Yo? Ay gracias. Y sí, tal vez, no sé.
-No sabes.
-No.
-¿No?
-Nop.
Ambos se miraron
con los ojos entrecerrados y un tanto desafiantes, con seriedad formada en sus
rostros. Pero esa máscara solo duró unos pocos segundso, porque después ellos
rompieron en carcajadas, con sonrisas en lugar de labios rectos y con falta de
aire para respirar.
-¡Tienes que
dejar de hacer eso, Sky! –gritó Bloom tratando de no reír.
-¿Hacer qué? Yo
no hice nada.
-¡Nada! Tu cara
me hizo estallar de risas. ¡He perdido el juego, a mí nunca me gustó perder!
-¡Pero es mi cara
y así nací, no puedo hacer nada al respecto!
-¡Jajaja!
Raras veces ellos
decidían jugar aquel juego, que se trataba de mirar a tu compañero con
seriedad, y el primero que reía perdía. Lamentablemente, Bloom, la única que
les había enseñado a sus amigos aquel juego cuando recién había descubierto que
era un hada, era también la única que siempre perdía. Aquel momento de ahora le
recordó a ambos tortolitos los viejos tiempos, cuando aún no conocían aquella
aventura en la que se estaban metiendo, ni sabían que iban a ser el punto que
los villanos siempre iban a decidir eliminar del mapa, ni tampoco que iban a
acabar como ahora estaban: comprometidos, dirigiendo todo un reino, y riendo
hasta más no poder.
-Y bien –suspiró Bloom cuando la risa finalmente paró-. ¿Para que
viniste?
-Ya te dije, para saludarte –respondió su novio.
-Ah pues, ya me saludaste, ahora bye-bye, Príncipe Sky, su reino lo
espera –dijo Bloom tal como una niña de seis años.
-Ah vamos, no es justo.
Bloom rió entre dientes. –Sabes –dijo ella-, los novios nunca van a
visitar a sus novias para simplemente decirles un “hola” y huir como gallinas.
-Mentira –dijo Sky-. Hay algunos que si huyen. Timmy, por ejemplo.
-Ah, bueno –rió Bloom-. Tal vez si hay gallinas, tal vez no, ¿pero tu no
eres uno de ellos, no?
-¿...No?
Bloom le dio una palamada en el hombro, -Nah, claro que no eres uno, lo
sé. ¿La razón por la viniste, ya? –insistió.
-Pensaba en invitarte a una cita –respondió Sky.
-¿Pensabas? –espetó Bloom.
-Bueno, quería –rió el otro.
-¿Querías? –repitió Bloom un tanto molesta- ¿O sea, hablas del pasado?
-No, solo digo.
-Bueno –empezó a decir Bloom con el ceño fruncido. Se volvió a la puerta
del castillo de donde ella había salido –,estoy esperando –suspirócon una voz
aguda.
Sky, que entendió lo que su novia quería decir casi inmediatamente, se
rió entre dientes y dijo mientras estrechaba su mano hacia la chica de brazos
cruzados, con su voz y modales más educados: -¿Quería entonces, princesa Bloom
de Domino, el hada más poderosa de todo el Universo Mágico, salir a cenar con
este humilde príncipe?
Bloom entonces se volteó hacia Sky.
-Oh, Príncipe Sky, tengo que admitir que usted no tuvo que ser tan
educado como lo ha sido, pues esa época ya ha pasado hace miles de años, pero
si me refiero a la propuesta que usted me ha hecho sin rodeos, yo respondo...
Que sí –y al decir esto tomó la mano de Sky- Entonces...
-¿Entonces?
-¿A qué hora, dónde, qué vamos a hacer, exactamente, etcétera, etcétera?
-Te recojeré a las ocho –fue lo único que Sky dijo, para luego
inclinarse y besar suavemente la mano de Bloom, a lo que ella se sonrojo. Luego
él le dio una última cálida sonrisa, y se volvió y cruzó el gran portón del
castillo de Domino, y Bloom lo observó hasta que su sombra se perdió en la
distancia.
-Hasta entonces –susurró Bloom mirando al cielo-, Sky...
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