EDIT: He agregado imágenes.
Después de aquel suceso, Bloom, un poco
más animada que antes, volvió sobre sus pasos y se dirigió a la habitación de
su hermana mientras daba pequeños saltitos en el aire de vez en cuando.
Finalmente cuando ella llegó abrió esta vez la puerta sin vacilar y la cerró
detrás de ella rapidamente.
-¡Daphne! –exclamó Bloom. Se sentía muy alegre sin razón aparente-. ¡Voy
a una cita con Sky!
Daphne rió entre dientes. –Si, ya lo sé –dijo.
-¿Truco de vista del más allá?
-Truco de vista del más allá.
Bloom dio un pequeños salto en el aire una vez más.
-Se te nota muy emocionada ahora, ¿qué te pasó?
-No lo sé –suspiró Bloom-. Se siente bien por saber que él, Sky, no está
molesto conmigo por lo de ya-sabes-qué.
-¿Y por qué habría de molestarse contigo? –preguntó Daphne.
-Otra vez, no lo sé –repitió la pelirroja-. Simplemente... Porque sí.
La conversación se volvió de pronto en
una muy casual.
-Y... –empezó a decir Daphne, esperando que le viniera a la mente de
Bloom lo que ella misma estaba pensaba.
-¿Y? –repitió Bloom, que no entendía lo que su hermana quería decir.
Daphne tuvo que contener la risa antes de hablar.
-¿Dejaste solas a las Winx?
Los ojos de Bloom se agrandaron por un momento, y diciendo unas cortas
palabras de despedida, salió de la habitación mientras oía detrás de ella a
Daphne soltando toda su risa contenida.
-Sip, me olvidé de mis amigas –pensó Bloom-. Por completo.
Se dirigió a su propia habitación rapidamente, esta vez sin saltitos
mientras caminaba, y al entrar descubrió a sus amigas sentadas en el suelo con
las piernas cruzadas conversando acerca de temas cruciales. Stella era la única
sentada sobre la cama, mientras que algunas apretaban sus almohadas contra sus
pechos. Apenas la puerta se abrió todas se volvieron a ver a Bloom, con
sonrisas en sus rostros.
Pero antes de que alguien dijera una sola palabra Bloom fue la primera
en hablar.
-Si, lo sé, desaparecí, fin de la historia –dijo.
-Qué historia tan corta – murmuró Musa con un poco de
sarcasmo.
-Jaja, sí
lo sé.
-Ah, pero yo sé el final
–comentó Stella, adaptando una voz narrativa que se escuchaba ridículamente
graciosa-. Bloom se encontró con su querido príncipe azul, que no es azul sino
de cabello rubio pero a quien le importa; y él la invitó a una cita, sin hora,
sin decir el lugar, sin nada, y le besó la mano y luego huyó al más allá. Fin.
Tal como la reacción que ella
esperaba, todas rieron alegremente.
-Bueno sí, practicamente eso es
lo que pasó –dijo Bloom después de que todas se volvieron a calmar-. ¿Pero cómo
lo supiste?
-Espiando, ¿qué no conoces Misión Imposible? –respondió Stella,
para luego tararear la melodía de la serie mencionada, lo que soltó más risas.
-Ok, ok, Stella –suspiró Flora
alzando la mano hacia la chica rubia-. Ya son suficientes chistes.
-¡Ok! –dijo Stella, abrazando
su almohada otra vez-. ¿Y cuál es el plan?
-¿Plan? ¿Qué plan? –preguntó
Bloom, incrédula. Solo le bastó con mirar la cara de Stella (que tenía una
expresión de aburrimiento total) para saber de que estaba hablando-. Ah,
bueno... Es una cita, ¿qué más?
-Ay vamos, Bloom, piensa en
algo más. Como, no sé, alguna pequeña lista mental de lo que quieres hacer en
tu cita con Sky, el vestido que llevarás. Y tú sabes.
-Yo no creo que lo de la lista
funcionará –dijo Tecna simplemente-. Cosas como estas no tienen que ser
pensadas o puestas en listas, uno solo tiene que ser espontáneo y hacer lo que
le venga a la mente. No se trata de hacer lo que pasaría en cualquier cita
normal para seguir una costumbre, sino hacer lo que tu quieres, con tal de que
no acabes en prisión.
Todas se quedaron mirando a Tecna.
Eso era, hasta ahora, la cosa más normal que había dicho desde que la conocían.
-Wow, Tecna, eso sí que me
llegó profundo –dijo Stella secamente con una expresión monótona.
-Pues yo la felicito –murmuró
Bloom, que ahora estaba echada junto a Stella sobre la cama y miraba al Hada de
la Tecnología con gran sorpresa-. Estas empezando a sentir.
-Pues ella siempre ha sentido
–comentó Flora.
-Sí, al igual que Sherlock
Holmes, ¿huh?
-Yo sería Watson –dijo Stella.
-No claro que no, tú no estás
hecha para ser doctor.
-¡Pero sí para ser soldado de
Afganistán!
-Ni tampoco para eso.
-¡Bien pues, Irene Adler!
-Ni tampoco para su trabajo.
-¿Entonces quién? –preguntó
Stella un tanto irritada.
-Um, no sé, ¿qué tal... –Bloom
empezó a fingir que pensaba-... tú misma?
Al principio Stella miró a su
amiga sin mostrar expresión alguna en su rostro, pero segundos después la
abrazó fuerte y rapidamente.
-¡Y es por eso que te amo!
–dijo. Bloom, obviamente, le devolvió el abrazo.
-En serio, parecemos las mismas de siempre –sonrió
Roxy-. Adolescentes otra vez.
-Así es, Roxy, porque una siempre puede ser
niña... O niño.
-Sí, pero aún así uno tiene que afrontar
obsáculos en la vida –murmuró Bloom, con el ánimo decayéndole de nuevo. El
silencio cayó sobre la habitación y los rostros alegres se esfumaron como polvo
en el viento. Bloom hundió su cabeza en la almohada que tenía cerca a ella, y
Stella la miró mientras pensaba en una forma de animarla mientras la
preparación de su cita durara.
-Oye –murmuró ella dulcemente mientras
posaba su mano sobre la espalda de Bloom y la sacudía suavemente-. Hoy es un
gran día. Tienes razón, uno se encontrará con muchos obstáculos, siempre lo
hará, pero depende de la perseverancia de aquella persona para pasarlos. Si
quiere continuar, lo hará y triunfará, pero si no quiere esforzarce, regresará
sobre sus pasos y perderá... ¿Tú cuál persona eres?
Aquella palabras pasaron por la mente de
Bloom una y otra vez, mientras pensaba en lo que iba a responder. Ultimamente
cosas extrañas habían pasado, y tenía que admitir que poco a poco ya no
confiaba en ella tanto como antes. Se sentía insegura y juraba que el mal
acechaba en cada esquina. Sabía que tenía que ser tan fuerte, porque después de
todo ella había vencido a amenazas mucho más grandes que esta (o tal vez más
pequeñas), y había triunfado. Había perdido y ganado mucho de ellas, y aunque
en algunos momentos vaciló y dudó en mantenerse firme después de todo lo que
estaba pasando, no se rindió completamente. Esta era casi la misma situación,
expecto que había herido a su hermana mayor, a la que quería mucho, y tenía
horribles pesadillas de un osucro futuro, donde al parecer ella lo perdía todo.
Por suspuesto, esto era una amenaza mayor que cuaquiera con la que las Winx se
habían enfrentado, pero eso no significaba que debía de rendirse. Sabía que
ellas iban a triunfar, aunque una parte de su mente le decía “No estoy segura,
a veces las cosas toman un giro inesperado”.
-Ahora que lo pienso –pensó-. No creo que
podamos ganar. Este enemigo es más fuerte de lo que pensé. Si es él o ella el
único que me está enviando estas horribles visiones que me obligaron a herir a
mi hermana, entonces de seguro es capaz de hacer mucho, mucho más. No, no creo
que ganemos esta batalla. Pero no, tengo que ser fuerte. No puedo decirles a
mis mejores amigas que es lo que verdaderamente pienso, simplemente no puedo.
“Yo soy la que persevera y no se rinde,
Stella –dijo Bloom, aunque en el fondo de su corazón pensaba lo contrario, y
ahora dudaba acerca de qué sería de su futuro. El de ella y sus amigas. Sus
amigas, felizmente, no notaron lo que le preocupaba, y empezaron a conversar
acerca de temas del pasado, del mundo en que ella ahora vivían (Magix o Domino)
y temas triviales, pero más que nada la cita de Bloom y Sky, tema principal que
hacía a las chicas ponerse un tanto emocionadas con solo oírlo mencionar, sin
ninguna importante razón para ser sinceros.
Las horas pasaron rapidamente para las Winx,
pero para Daphne fueron lentas y llenas de aburrimiento.
Sin importar cuantos días pasaran, Daphne
siempre recordaba como fuego ardiente como fue que Bloom, su única hermana y a
quien más quería, la había atacado con todo su poder. Todo eso pasó demasiado
rápido para Daphne. Un segundo ella estaba tratando de ayudar a Bloom y hacerla
“volver” a la realidad diciéndole de que todo estaba bien y tratando de saber
que había pasado, y al siguiente ella estaba rodeada por un enorme dragón de
fuego que la quemaba a ella y a todo el salón mientras Bloom decía cosas sin
sentido, como si estuviera peleando contra su peor enemigo. Ella trató de
buscar respuesta respecto a por qué Bloom reaccionó así, pero todo le parecía
como si la gente le ocultara algo, algo que está en todas partes y la gente no
menciona, pues ya saben de qué se trata. Pero Daphne al parecer era la única
que no lo hacía.
Foto de Winx Club All
Pero a pesar de todo el dolor que su hermana
menor le hizo pasar, Daphne perdonó a Bloom. Y de corazón. Ella nunca sería
capaz de odiarla para siempre, y sabía que Bloom no lo había hecho a propósito,
en especial a su hermana. Pero ella podía darse cuenta de que desde el
incidente una sombra se había interponido entre la amistad de ella y su hermana
menor, y Daphne por nada del mundo quería que las cosas continuaran así. Trató
de mostrarse amable con Bloom para hacerla saber que ella la perdonaba, pero al
parecer eso solo la había hecho dudar más y más que antes. Por esa misma razón
ella le aviso que Sky estaba cerca, esperándola, porque por más pequeña e
insignificante sea esa acción, Daphne sabía que eso la ayudaría a ganar de
nuevo la confianza de Bloom. Sabía también que tomaría tiempo hasta que Bloom
dejara de sentir ese inevitable sentimiento de culpa para volver a comportarse
como siempre lo había hecho con Daphne, pero no le importaba el tiempo, al
menos por ahora, porque saber que esos momentos volverían a ella otra vez era más
que suficiente.
Foto de Winx Club All
Pero a pesar de todo lo que ella había
pasado en esos tres días, Daphne sentía que faltaba algo. Y ese “algo” era muy
pero muy necesario, pero no podía descifrar que era. Cuando ella había volvido
a la vida gracias al deseo Sirenix de Bloom le había sido difícil adaptarse a
la vida humana de nuevo, después de haber estado en el cuerpo de una ninfa
fantasma por dieciocho años. Realmente, Daphne nunca pensó que adaptarse de
nuevo a todas las cosas humanas y mágicas sería tan difícil, incluso abrir una
simple puerta le fue muy complicado, tanto que llegaba a golpearla con sus
puños para que se abriera. Y caminar, ¡ni hablar! Daphne creyó por un corto
tiempo que ella se comportaba así de tontamente porque algo hacía falta. No
sabía qué era, no sabía por qué pero lo sentía en lo más profundo de su
corazón. Ella nunca se habría sentido nerviosa al enseñar historia en Alfea,
pero lo hizo. Ella nunca se habría sentido nerviosa y preocupada en su
coronación; pero lo estuvo. Ella nunca fue así en su vida pasada, mas bien,
ella fue sofisticada y siempre segura de sí misma. ¿Por qué, pues, ahora toda
su personalidad se derrumbaba y era remplazada por nervisiosimo?
De esa pregunta, Daphne no sabía la
repsuesta. Pero estaba decidida a encontrarla. Cómo, eso tampoco lo sabía, pero
lo que sí sabía era que algún día ella iba descubrir aquel hueco en su vida que
a pesar de ser muy pequeño, era importante para ella.
Mientras su hermana menor Bloom y las amigas
de ella conversaban y reían en su habitación, Daphne, sentaba sobre su cama,
miraba a través de la ventana de su cuarto, donde el sol se alzaba alto y el
cielo era azul. Cuando de pronto aquel sentimiento que para ella significa que
algo faltaba regresó. Daphne se pasó ambas manos por su rostro cansadamente y
continuó mirando a través de la ventana.
-¿Por qué tengo este presentimiento tan
raro? –se preguntó en voz baja- ¿Qué significa, qué es? ¿... Qué falta en mi
vida? –esa era la pregunta por la que mas deseaba una respuesta. Para ser una
ninfa, lo tenía todo: su familia estaba ahora unida de nuevo, su hermana menor
estaba a salvo y era parte de un grupo que combatía contra los enemigos del
universo mágico, Daphne misma había volvido a la vida, ella era ahora la reina,
era profesora de historia en la escuela de hadas Alfea, y lo más importante: su
reino prosperaba de nuevo. ¿Qué podía faltarle? Tenía una vida feliz ahora, sin
enemigos, sin amenazas, ni nada que afectará la paz de ella y de los seres que
ella quería. Por suspuesto, estaba auqle incidente de la fiesta de cumpleaños
de Bloom pero para Daphne eso no significaba nada. “No es nada” se decía cuando
pensaba acerca de la fiesta “Sólo fue una jaqueca demasiado fuerte para Bloom,
lo que la sacó de control”. Ni ella misma se creía eso, pero prefería creer que
su mundo aún estaba a salvo, a que creer que se estaba derrumbando poco a poco,
lentamente.
Pronto el sueño empezó a vencerla, pero
Daphne quería seguir despierta. Sus párpados se empezaron a cerrar lentamente y empezaba ya a cabecear.
Pero no, ella no quería dormirse y soñar y fantasear sobre cosas que nunca
pasarían o que no eran siquiera reales, ella quería observar su propio hogar y
los bosques que se levantaban allá fuera. Porque eso si era real, y más que
nunca. Ella simplemente no quería volver a vivir en una simple fantasía como
esa.
Pero ahora era demasiado tarde. Sus ojos se
cerraron y ella cayó al suelo con un golpe sordo, dirigiéndose al mundo de las
fantasías: una fantasía negra.
En su sueño todo estaba negro, al menos por
el momento. Daphne no supo cuando tiempo pasó antes de que las cosas cambiaran,
pero entonces todo se alumbró por un débil luz, que parecía ser de color roja,
y le recordaba mucho al fuego: al Fuego del Dragón. Sus sueños fuero entonces
guiados por aquel pensamiento y la luz roja se volvió de débil a fuerte hasta
que llegó a cegar un poco a Daphne. La luz se juntó y tomó forma, para luego
convertirse en un dragón: el Dragón. Daphne lo contempló estupefactada,
admirando sus escamas y el fuego que parecía rodearlo suavemente. El Dragón
empezó a volar por todos lados, como un pez en una pequeña pecera. Daphne no
pudo hacer más que mirar: era como si aquella criatura mística fuera la única
luz en la oscuridad.
Pero entonces un sonido se oyó en la distancia,
aunque Daphne no podía distinguir cuán lejos estaba aquel sonido, si es que
había distancia en aquel sueño. El sonido, parecido a un murmullo, se oía bajo,
pero a medida que Daphne escuchaba, el murmullo fue creciendo y creciendo hasta
que se pudo distinguir sin duda alguna que lo que ella oía era una risa
málvada. Al oírla tal como era, un escalofrío recorrió su espalda, sabiendo que
se trataba de la muerta misma.
Dibujo por sandara de deviantART
Aunque no podía ver, Daphne sintió como unas
sombras se juntaban y formaban un enorme dragón negro. Daphne no podía verlo ni
a él ni a su cuerpo, expecto la luz blanca de sus ojos llameantes, que inspiraba
terror. Y aunque ella no podía distinguirlo, el dragón, se parecía en todos los
aspectos al verdadero Dragón, el que, según dicen, creó el Universo, tanto el
mágico como el humano.
-Parece una copia... –pensó Daphne
observando atentamente el dragón negro, tratando de distinguir su cuerpo de la
oscuridad-. Parece como si fuera el mismo.
Y así lo era. Ambos dragones se miraron el
uno a otro, mientras Daphne se quedaba parda frente a ellos, observando como se
enfrentaban cara a cara mientras ellos gruñían, y Daphne pensaba en como
terminaría todo eso. Pero el dragón negro fue el primero en atacar, y le lanzó
fuego negro hacia su oponente, hiriéndole.
A pesar de que era un simple sueño (que se
veía muy real), aquellos momentos fueron los más terroríficos de la vida (tanto
humana como fantasma) de Daphne. Ver aquellos dos dragones, uno el “original” y
otro siendo la “copia”, uno rojo como el fuego y otro negro como el carbón,
pelenado en una batalla donde se sabía que alguien iba a morir y otro a vivir,
sintiendo que el mundo se derrumababa en aquella negra oscuridad, er aun
horrible sentimiento. Y lo peor era saber que no podías hacer nada al respecto.
Daphne podía usar sus poderes, pero aquello no iba a servir de nada para parar
aquella batalla, y solo iba a empeorar las cosas. Entonces una rápida visión
cruzó su mente: un niño, parado en medio de las ruinas de un reino, donde el
fuego y humo aún habitaban. Un niño que tal vez, solo tal vez podía ayudar en
cambiar el futuro o siquiera algo, pero estaba demasiado asustado para actuar
inteligentemente. Un niño, vencido por el miedo, solo.
Entonces, cuando aquella visión terminó, y
mientras Daphne contemplaba las dos criaturas quemandose entre sí, un nuevo
pensamiento vino a su mente. Un pensamiento, que bien podía cambiar el curso de
auqel sueño:
¿Por qué están peleando?
De las clases de historia que Daphne había
enseñado, ella había aprendido muchas cosas, pero la más importante fue: que
cuando una guerra emepieza, siempre se pelea por algo. Ya sea por el territorio
de un reino, o una persona o una cosa, siempre se peleaba por algo. Y ahora
ella se pregunataba:
-¿Y estos dragones... por qué pelean?
Ahí fue cuando su sueño tomó otro rumbo y
las cosas cambiaron bruscamente. El dragón negro, tomando una gran bocanada de
aire, abrió su boca y de ahí salió una gran cantidad de fuego negro, que quemó
completamente al verdadero Dragón, y causaron su caída, y posteriormente, su
muerte. Daphne contempló horrorizada aquella escena. El invencible fue vencido.
Aquel que había tenido el poder para crear todas las cosas había sido vencido.
El Dragón... El Dragón había muerto.
El dragón negro, al ver a su oponente
morirse, empezó a reír malévolamente y a volar por todos lados, contento de su
victoria final. Y mientras el dragón negro se regocijaba, Daphne se acercó
lentamente al Dragón ahora muerto y se arodilló junto a él. Lo observó, apenada
y dolorida. Ella simplemente no quería que el mal ganara esta vez. Eso nunca
pasaba. Nunca. Claro, las hechiceras ancestrales habían congelado Domino por
dieciocho años enteros, pero luego Bloom volvió y rompió el hechizo junto con
su prometido Sky. Las Winx siempre habían tenido contratiempos pero no se
rindieron y triunfaron. Y siempre lo habían hecho desde entonces. La idea de
que algún día el mal vencería nunca había cruzado por su mente, pero ahora...
Todo parecía apuntar a que el verdadero vencedor era el mal.
-Pero esto no puede ser posible... –dijo
tranquilamente-. Simplemente no.
Daphne entonces acercó su mano y la posó en
la piel escamosa del Dragón. Trató de acariciarlo pero para entonces ya era
demasiado tarde. Daphne jadeó y se alejó del lugar, porque ahora una nueva cosa
había ocurrido. La piel del Dragón se volvió cenizas poco a poco, y lo que ya
había sido convertido en ello se elevaba en el aire, dando vueltas y vueltas
hasta finalmente subir y desaparecer. Todo ese proceso pasó con las demás
cenizas, y Daphne otra vez solo estuvo ahí para solo observar.
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Cuando todas las cenizas ya habían
desaparecido, el dragón negro empezó a reír otra vez, y más que antes. Daphne
otra vez se arodilló en el lugar donde el Dragón había caído y descubrió que
aún habían algunos montones de cenizas restantes en el suelo. Sin dudar un
segundo ella los recogió lentamente y los sostuvo en su mano, para luego
empezar a levantar unas pocas cenizas poco y poco y después verlas caer
mientras se frotaba los dedos. No sabía porque ella consideraba eso divertido.
Pero entonces las cenizas se escaparon de sus manos y volaron hacía el otro
extremo del mundo negro. Daphne intentó atraparlas pero no consiguió hacerlo y cayó
al suelo. Cuando ella se levantó, se quitó la suciedad de sus ropas y luego se
volteó para encontarse con el mismísimo dragón negro acercándose lentamente
hacia ella.
Daphne solo supo que tenía que quedarse
quieta. Durante todo el sueño, el dragón negro no le había prestado la atención
más mínima a Daphne y en cambio ahora... Ahora él se acercaba a ella para tal
vez comérsela. Mientras él gruñía, se acercaba, poco a poco, y Daphne pudo
sentir que el mundo se acababa para ella. Cerró los ojos. Pero entonces ella
oyó una voz. Una malvada, sarcástica y profunda voz:
-Débil... –siseó la voz.
-¿Qué? –preguntó Daphne sin querer. La
curiosidad venció su miedo en aquella ocasión.
-Débil –repitió el dragón negro-. Ella es
muy... Débil...
-¿Ella? –dijo Daphne-. ¿Quieres decir yo?
–pero el dragón no escuchó lo que ella decía.
-Ella... –continuó hablando el dragón-. Es
muy débil... Oh, demasiado para ser alguien tan poderosa.
-¿Débil? ¿Yo? ¿Por qué?
-Porque solo basta con una simple, una
simple, pequeña e insignificante traición o malentendido, para que todo su ser,
no solo el de ella, sino también el de sus amigas, para que su ser...
-¿Para qué? –preguntó Daphne temiendo la
respuesta.
-Para que caiga –susurró el dragón-. Esa esa
la gran desventaja. Esa es su gran debilidad. Amor y compasión. Cariño. El
deseo de querer ayudar... Pero más que nada... Amor.
-Pero yo... –dijo Daphne retrocediendo-.
Pero yo nunca he amado a nadie. Yo nunca tuve alguien a quien amar. Digo,
Thoren, tal vez el sí, pero... Pero...
El dragón entonces lanzó un chillido.
-¡No! –chilló- ¡No tú! ¡Tú no amas ni
sientes compasión! En cambio... –y su tono de voz cambió y se volvió suave-. En
cambio otra sí.
-¿Q... Qué? –dijo Daphne más confundida que
nunca-. ¿Quieres decir...? ¿Quieres decir mi hermana? ¿Bloom?
-Ah, esa chica que cree que lo tiene todo.
Esa chica tan tonta, que cree que los finales felices existen.
-No digas esas cosas –replicó la ninfa,
recuperando su valor-. Los finales felices si existen.
-¡Ja! –se mofó el dragón-. ¿!Existir!?
¡Simplemente recuerda cómo maté al gran Dragón! ¡El ahora está muerto! ¡Muerto,
y nunca volverá! –y al decir esto, se acercó más a Daphne.
-¡Volverá! Yo sé que lo hará –gritó Daphne.
-¿Y por qué, Daphne, Ninfa del Sirenix,
Reina de Domino, Poseedora de la Llama del Dragón, crees que eso pasará? –siseó
el otro, dándole un escalofrío a Daphne.
-Porque los amigos siempre lo hacen –dijo
ella con dificultad-. Siempre... Siempre.
-¿Ah, sí? –dijo el dragón-. ¿Por qué
entonces, tus amigos íntimos no han vuelto?
-¿Amigos? ¿Intimos?
-Aquellos con los que siempre estuviste
desde tu infancia, aquellos amigos con los que conpartiste tristes y alegrías,
¡aquellos que estuvieron contigo y te siguieron hasta el final!
-¿Amigos? ¿Pero, de qué hablas? –repitió Daphne.
Pero el dragón no consiguió escucharla, porque estaba riendo otra vez, y su voz
retumbaba en todas las esquinas-. ¡Respóndeme! –gritó ella.
-Descúbralo por sí misma, su alteza. Yo ya
he dicho demasiado.
Gif de DW de bdens de tumblr (Imaginen que es Daphne)
-¿Demasiado? ¿Pero qué...? –entonces la risa
se hizo más y más fuerte y Daphne no consiguió oír su propia voz, el piso tembló-.
¿Amigos? –murmuró.
Y entonces la fantasía fue destruida.
Daphne se despertó bruscamente y se levantó
de un salto, preparada para cualquier cosa. Al observar sus alrededores se dio
cuenta de que aquella pesadilla había terminado. Suspiró aliviada. Pero luego
recordó las palabras de aquel dragón oscuro, y la desesperación volvió a ella.
Pensó más que nada en Bloom, y luego recordó.
-Ella va a ir a una cita con Sky.
Temiendo que algo le pasara a su hermana
durante la cita, o que aquella reunión fuera una trampa, salió de su habitación
y se cambió la ropa con ayuda de su magia, y se dirigió a la habitación de
Bloom, mientras las palabras de aquella malvada criatura cruzaban una y otra
vez su mente.
Porque solo basta con una simple, una simple, pequeña e insignificante
traición o malentendido, para que todo su ser, no solo el de ella, sino también
el de sus amigas, para que su ser caiga. Esa esa la gran desventaja. Esa es su
gran debilidad. Amor y compasión. Cariño. El deseo de querer ayudar... Pero más
que nada... Amor.
Hola chicos! :D Ay, siento la demora y todo pero bueno, al menos ya publiqué el capi! xD Si, ya sé, fue una mala elección de música y el capítulo fue demasiado largo, pero estoy pensando hacer los demás capítulos de la misma longitud que este. ...Por alguna razón me siento mal por haber hecho un capitulo tan largo, ay ay ay. Pero buenas noticas... He visto la segunda peli del Hobbit y fue super mega hiper cool! La amé, fue asombrosa! Y también en este capítulo hubo muchas referencias a las historias futuras, una de ellas se trata de la vida pasada de Daphne, antes de que su reino fuera atacado...
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