Ahora que lo pienso, Bloom no está exactamente "enferma de culpa" como dice el título. Pero bueno, qué importa. Como dice la canción de Demi Lovato ♪ I really don't care ♪
ATENCION: Es súper largo. Lo lamento, me dejé llevar con esta "Michelle".
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-¿Y cómo has estado, Bloomy? –le preguntó
Vanessa al hada, que estaba tomando tranquilamente una taza de café.
Finalmente. Había llegado a su destinación.
Luego de haberse escondido tantas veces, Bloom ahora podía ser ella misma junto
con gente en la que ella estaba completamente segura de que podía confiar con
todo su corazón. Esto era lo que quería. Paz, tranquilidad, una alegre
conversación; y café. A pesar de que Vanessa y Mike habían sido solo sus padres
adoptivos, ambos fueron las personas que la ayudaron y siempre estuvieron para
ella por dieciséis años. Sin su ayuda, ella nunca hubiera sido la persona que
era hoy. Sintió por unos instantes que quiza haber dejado la magia había sido
una idea mucho mejor de lo que ella mismo pensó. Porque alguna vez la heroína
de uan historia desea tranquilidad.
-He estado mejor –respondió Bloom mientras
tomaba otro sorbo de su café y sus manos sostenían la taza para calentarse, a
pesar de que no hacía mucho frío-. Han habido cosas buenas y cosas malas, pero
más que nada he estado... Bien.
-¿Estás segura? –insistió Vanessa-. Si hay algo
que te molesta, puedes hablarme.
-Estoy bien, gracias –la evadió Bloom.
-¿Y por qué has decidido venir aquí a
Gardenia? –preguntó Mike, sentado en el mismo sofá que Bloom-. ¿Ha pasado algo
verdaderamente malo?
-No, no es nada. Sólo quería alejarme por un
tiempo de la magia y todas esas locuras. Quiero un poco de tranquilidad, en una
ciudad normal. Ustedes dos saben cómo soy, siempre huyendo de las cosas que...
–pero Bloom paró subitamente y suspiró, no queriendo terminar la oración-...
Nada.
-Estás muy callada hoy –comentó su madre
adoptiva.
-Solo estoy cansada, eso es todo –Bloom
forzó una sonrisa.
Hubo un silencio incómodo. Lo único que se
podía oír en la sala eran los lentos sorbos de café de la recién llegada.
-Bueno –dijo Vanessa de repente, parándose
de su asiento mientras miraba el reloj colocado en su muñeca-. Ya casi son las
diez y media. La tienda abré a las once. Mejor me voy.
-¿Puedo acompañarte? –preguntó Bloom, aunque
no sabía por qué ella querría ir a una florería en esos momentos.
-Por supuesto –sonrió su “madre” dulcemente.
Ambas agarraron sus carteras y se dirigieron a la puerta.
-Padre, ¿no tienes que trabajar hoy? –le
dijo Bloom a Mike, volteando hacia atrás.
-No –respondió él-. Yo no trabajo los sábados
ni domingos.
Bloom entonces lo abrazó y se despidió de él
afectuosamente al igual que Vanessa.
-Adiós, cariño –dijo ella. Bloom sintió un
raro presentimiento y un ligero dolor en el corazón. Sentía como si estuviera
presenciando una tierna pareja despedirse por última vez.
-Yo nunca llegué a despedirse de mis seres
queridos de la forma apropiada –pensó con tristeza-. Pero al menos no será la
última vez.
Vanessa y Bloom salieron de la casa hogareña
y subieron al auto, con su madre conduciendo y el hada en el asiento delantero
junto a ella. Su madre adoptiva prendió el vehículo y arrancó. Habían ya pasado
unas cuantas cuadras cuando Bloom prendió la radio y buscó una buena canción
que escuchar en el camino.
-¡Oh, espera! Yo conozco esa canción –le
dijo Vanessa. Bloom se acomodó en su asiento y escuchó. El cantante hablaba en
inglés pero ella podía entender perfectamente lo que estaban diciendo, y el
mensaje le hizo recordar muchas cosas que quería olvidar:
You say yes, I say no
You say stop, I say go, go, go
You say goodbye and I say hello
Hello, hello
I don’t know why you say goodbye, I
say hello
I say high, you say low
You say why, I say I don’t know
You say goodbye and I say hello
Hello, hello
I don’t know why you say goodbye, I
say hello
Hablaba de
dos personas, y ellos siempre se contradecían. Mientras uno decía sí, otro
decía no. Uno decía alto, y otro decía bajo. Uno decía adiós, mientras el otro
decía un hola. Bloom no pudo evitar pensar en Daphne mientras escuchaba la
canción. Sabía que había sido cruel irse sin avisarle luego de que su hermana
le hubiera dado aquel collar (que ahora llevaba escondido en su billetera
verde). Pero lo que aún era mucho más cruel y doloroso era que su propia
hermana, en quien siempre había contado, iba a matar a su familia.
Fue en ese momento cuando todo se repitió
otra vez. Y peor que nunca.
(Escuchar Mientras Leen)
La voz que cantaba la canción de un hola y
un adiós se desvaneció de repente, como si alguien hubier apagado el aparato electrónico.
Bloom miró a su izquierda, pero no vio a nadie. A nadie. El asiento de
conductor estaba vacío, y el auto había parado. Miró la ventna que se
encontraba a su costado, pero ahora todo estaba oscuro. Bloom pudo distinguir
una casa hecha de madera, vieja y antigua. Era de noche, y no había ningún alma
cerca, excepto ella misma. ¿Dónde rayos estaban?
Bloom golpeó la radio, pero nada pasó. El
GPS no funcionaba tampoco. Trató de desabrocharse el cinturón de seguridad,
pero por alguna razón ella no podía. Miró a través de la ventana una vez más,
con la desesperación evidente en la mirada de sus ojos. Podía sentir que algo
iba a ocurrir, ya que sabía que otra vez se había transportado mágicamente a
aquellas visiones. Ya estaba harta de ellas y no quería enterarse de nada más.
El viento se hacía más fuerte fuera del auto, y Bloom juraba que podía oír
voces murmurando. No lograba desabrocharse el cinturón.
Lo último que hubiera hecho hubiera sido
mirar fuera otra vez, pero algo en su interior le decía que eso debía hacerlo
en ese mismo instante. Y así lo hizo. Entonces lanzó un grito y retrocedió lo
más que pudo.
-T... Tú –susurró con voz temblorosa.
-Tú me dejaste –le dijo con voz grave y
amenazante la figura, pero Bloom pudo advertir que la otra persona trataba de
contener las lágrimas.
-Sí, lo hice –dijo ella lentamente, como si
reconociera su error por primera vez-. Lo hice, Daphne. Te dejé...
-¿Acaso sabes cómo me sentí? –gritó Daphne,
dando un paso adelante, solo ahí Bloom pudo verla claramente. Sus ropas habían
sido rasgadas, como si hubieran sido rasguñadas mientras ella corría. Tenía
moretones en el rostro y en sus brazos y piernas, y de su labio caía un delgado
hilillo de sangre. Se notaba que había llorado.
-¿Qué te pasó? –murmuró su hermana mientras
la miraba de abajo a arriba con el terror visible en sus ojos- ¿Quién te hizo
esto?
-Tú.
Las palabras llegaron a Bloom como si le
hubiera dado un relámpago. No podía creerlo. La ninfa estaba amoretonada,
golpeada, y sangrando. Ni en sueños sería ella capaz de herirla de tal manera,
¿cuál sería la locura que la estuvo controlando cuando atacó a su hermana, si
en verdad lo hizo? No encontraba lógica en nada.
-No –dijo sacudiendo la cabeza-. Yo nunca te
haría esto, Da...
-Lo hiciste, estúpida, ¡no mientas! –le
interrumpió Daphne-. ¡Tú me dejaste, me abandonaste! Desperté sin nadie, ¡ni siquiera
tus amigas estuvieron ahí para ayudarme!
-Daphne, debes haberte equivocado, ¿por qué
yo te heriría?
-Porque yo me interpuse entre él y tú. Entre
ese animal que anda en dos patas, que se hace llamar humano, ¡ese maldito
traidor!
Cada vez que Daphne hablaba, la confusión
crecía más y más en Bloom. No entendía por qué su hermana estaba herida, ni a
qué se refería por lo de Sky, ni por qué lo insultaba de tal manera.
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-Daphne –murmuró-. Dime qué pasó.
Daphne se quedó callada por varios segundos.
Su rostro se volvió menos fiero y amenazador e incluso retrocedió un poco del
auto. Sus ojos se firajon en algo que no estaba exactamente ahí; se desviaban a
la izquierda de Bloom, como si hubiera algo en la lejanía que corría o volaba.
Daphne empezó a tomar grandes bocanadas de aire, y Bloom creyó ver que sonreía.
-¿Daphne?
La ninfa, al escuchar la voz de su hermana,
volteó en la dirección en la que ella se encontraba, sentada y con los brazos
apoyados en la ventana abierta del auto, con una mirada llena de confusión.
Algo cambió entonces en el interior de Daphne, y luego también lo hizo su
rostro: se volvió una mueca de odio y desprecio. Se acercó al auto, y Bloom
quitó los brazos de la ventana y se alejó, sorprendida.
-¿Qué? ¿Ahora quieres que recuerde lo que me
hiciste? ¿Quieres que recuerde lo que me hiciste sufrir?
-Daphne, yo sólo...
-¡No! ¡Me abandonaste! Cruzaste la línea
muchas veces, demasiadad diría yo, ¡pero este ya es l límite! –gritó con tal
furia que hiz a Bloom temblar-. ¡No quiero oírte, no quiero escuchar a lo que
tienes que decir! ¡No hay explicación alguna a lo que hiciste, tú, hermana!
–pronunció la palabra con desdén, pero eso no era todo. Daphne aún tenía mucho
más que dejar salir luego de las heridas que había sufrido injustamente-. Te
odio, ¡te odio, te odio! –gritó con todas sus fuerzas mientras las lágrimas
rodaban por sus mejillas-. ¡no quiero volver a verte nunca más! ¡Aléjate de mí,
vete de aquí, largo! ¡Te odio,
para siempre!
(Ahora vuelve a poner "play" al video de Glee)
Why do you say goodbye?
You say goodbye, and I say hello
Hello, hello
I don’t know why you say goodbye I
say hello
-¿Dónde
estoy? –pensó Bloom. Unos segundos después ella lo recordó todo. Se estremeció,
pensando en las últimas palabras de Daphne: ¿de verdad ella la odiaba sólo por
haberla dejado una semana? Nada cobraba sentido en su cabeza. Nada. No le
encontraba lógica ni a sus visiones, ni a su vida. La única cosa que podía
entender era como el auto funcionaba... No, ni eso. Estaba completamente
confundida, pero espero a que Vanessa no lo notara. A decir verdad, parecía que
no había pasado nada mientras Bloom se encontraba en la nada junto a su hermana
herida. Era como si el tiempo parara, ¿cómo era que eso ocurría?
Sin embargo, Bloom dejó aquellos
pensamientos y preguntas a un lado y se concentró en lo que había a su
alrededor para tratar de olvidar lo ocurrido. A través de su ventana pudo observar los
autos, la gente, las tiendas, las casas.
-¿Cómo pueden soportar tener una vida así de
aburrida? –se dijo a si misma de repente, pero luego sacudió la cabeza. Sus
años de adolescencia en Gardenia no habían sido para nada aburridos, al
contrario. Pero en esos momentos ella no estaba en el estado para recordar. Se
conformo con ver la gente caminar y caminar, y caminar.
Finalmente, ambas llegaron a la florería. Era una lugar pequeño, pero aún así Bloom
estaba segura de que Flora lo amaría si ella también hubiera venido.
-Creo que yo sólo te ayudaré a arreglar las
plantas –dijo Bloom mientras salía del auto junto con su madre-. Tú sabes, esas
cosas de ayudante...
-Si eso es lo que quieres hacer por mí no
hay problema –contestó Vanessa-. ¡Vamos!
Bloom entró en el lugar y se encontró
rodeada de hermosas plantas. Habían margaritas, no-me-olvides, claveles,
geranios, orquídeas, amapolas, rosas, jazmines, de todos los colores y variedades.
Pero la flor que la cautivo por su belleza, fue una única y totalmente rosa.
-Veo que te gusta esa –le dijo Vanessa al
verla-. Es una azalea.
-Una azalea –repitió Bloom lenatemente -. Es
un lindo nombre. Creo que he visto muchas en Magix, pero ninguna era tan bonita
como esta de aquí.
-Sí, bueno, debo admitir que es única.
Hubo un corto silencio. –Bueno –empezó a
decir Bloom, volteando a ver a su madre adoptiva-. ¿Qué es lo que tengo que hacer?
-Es fácil. Sólo tienes que limpiar los
pétalos y hojas caídas. Y también ordenar esas plantas –apuntó a un montón de
macetas a la izquierda- como tu creas mejor. Este lugar es un desorden.
-No, no lo es- -replicó Bloom-. Flora lo
hubiera amado.
Bloom se puso a trabajar, y agarrando un
recogedor y una escoba, recogió del piso todos los pétalos, hojas, y polvo.
Después de acabar se dirigió al lugar que Vanessa había dicho, estaban las
macetas desordenadas. No era eso, era el hecho de que estaban agrupadas y
apretadas, por lo que era difícil ver los diferentes tipos de flores que se
encontraban ahí. El hada separó las plantas unos cuantos centímetros y
retrocedió para ver si los colores de las flores de podían distinguir ahora
mejor.
No.
Los separó otra vez, esta vez aún más que
antes y luego volvio a ver si ahora había funcionado. Continuó así hasta que todas
las doce plantas sobre el pequeño mostrador finalmente se pudieron claramente.
Volteó para avisarle a Vanessa que su tarea ya había sido terminada, pero se
topó con una niña de unos catorce años esperando junto a la puerta. Vanessa no
estaba por ninguna parte, desde donde Bloom veía.
-Hola –saludó
a la pequeña y se arodilló hasta que su cabeza se niveló con la suya, ya que
ella era muy alta y la chica muy baja. Su cabello era castaño que casi parecía
rubio (algo muy raro en Gardenia, según Bloom) y lo tenía en una cola de
cabello. Sus ojos eran pequeños y tenía dos lunares: uno junto a su nariz y
otro sobre sus labios. Viendo cuán baja era, Bloom no dudo de que la niña era
molestada en la escuela por ello-. ¿Necesitas algo?
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-Sí –respondió la otra sonriente-. Quisiera
comprar una flor para mi familia. Es que se acerca Navidad y a todos nosotros
nos encanta la gardinería. Creo que sería un buen regalo.
-De acuerdo. ¿Sabes qué clase de flores les
gustaría a tus padres?
-Bueno, sí. Pero no es solamente para mis
padres. Es también para mi hermano menor (aunque arrancaría la flor en menos de
cinco segundos), mi tía y una amiga. Pero –la chica suspiró con tristeza-, la
última vez que le di una flor su hermana mayor se la quitó de sus manos y la
rompió. Dijo que lo hizo por qué era alérgica.
-¿Su hermana mayor? –preguntó Bloom,
incrédula-. ¿Dices que su hermana mayor la rompió porque era alérgica?
-Sí, como la odio. Ella siempre maltrata a
Macy.
-¿Macy? ¿Quieres decir de que tu amiga es la
hermana menor de Mitzi?
-Sí, veo que usted la conoce. ¿Cómo se
llama?
-Bloom –sonrió-. Mi nombre es Bloom.
-Ah, entonces es la enemiga mortal de Mitzi.
-¿Que qué?
-Que usted es la líder y una de los miembros
de las Winx.
-Veo que conoces a nuestro grupo –comentó Bloom.
-Sí –la niña empezó a saltar de alegría-. ¡Qué
emocionante! ¡Una de las Winx me está ayudando a comprar flores! ¡Cómo se alegrará
Macy! Ella me ha contado muchas veces como ustedes la salvaron de las Trix. ¡Súper!
Bloom no
pudo hacer más que sonreír. Sentía que su corazón se llenaba de ternura con
sólo ver a la linda niña alegrarse de tal manera. Las Winx en verdad habían
traído la magia de vuelta a Gardenia—y la felicidad.
-Dime –dijo ella-, ¿Cómo te llamas?
-Michelle –respondió la castaña-. TAunque mis
amigos (y Mitzi) me llaman Toad. Usted sabe, como ese personaje de Mario Bros.
El es tierno aunque... Es molestoso ir todos los días al colegio y ser llamaba “chata”
o “sapo”.
-¿Sapo?
-“Toad” significa “sapo”. Literalmente.
También me llaman “Todachi”. Es como una mezcla de “toad” y “chibi”.
-Oh –Bloom estaba empezando a sentir pena
por Michelle. ¿Cómo era ella capaz de soportar todas las burlas que ella
recibía diariamente? Si ella se sentía herida por aquel acoso, no lo mostraba.
Al contrario, ella sonrería. De seguro era la alegría de ver a una de las
Winx-. Bueno –dijo-. ¿Por qué no buscamos aquellas flores para tu familia?
-Creo que ya tengo las flores necesarias en
mente –comentó Michelle mientras iba de un lado a otro en la tienda observando
las plantas-. Sólo espero que usted las tenga. Por cierto, ¿sabe dónde esta
Vanessa?
Antes de que Bloom pudiera pronunciar
palabra alguna, Vanessa salió de una habitación pequeña (“de ahí creo que se
guardan los utensilios para plantar flores y esas cosas, supongo” pensó Bloom).
-¡Oh, Michelle, veniste! –exclamó y abrazó afectuosamente
a la niña hasta alzarla del suelo. Michelle le devolvió el abrazo con igual
cariño. Luego la bajó-. ¿A qué vienes hoy?
-A comprar algunas plantas para mi familia y
Macy.
-¡Claro! Adelante –Vanessa de dirigió a
Bloom-. Creo que ya te presentaste.
-Sí –contestó la pelirroja-. Y yo creo que
la conoces desde hace tiempo.
-Sí. Ella viene casi cuatro meses al mes aquí.
Ella ama las flores. ¿Michelle? –la florerista volteó a ver a la pequeña-. ¿Tengo
yo todas las flores que tú quieres?
-Sí, todas –sonrió Michelle-. Aunque... No
sé qué clase de flor darle a Macy. Quiero darle algo especial. Ella es una de
las personas más amables que he conocido, y confío en ella –mientras habla, sus
ojos escaneaban la tienda, buscando la flor correcta. Sus ojos se posaron en
una finalmente-. ¿Qué flor es esa? ¿Es esa... Una azalea?
Todas voltearon hacia donde Michelle miraba.
Y era, en efecto, la azalea.
-¿Puedo...?
-¡Claro! –Vanessa agarró la maceta en donde
la flor estaba y se la tendió a Michelle. Para la chica, era muy pesada.
-¿Estás bien? –preguntó Bloom.
-Sí –dijo la otra.
-Y dime. Michelle –empezó a decir la
florerista-. ¿Para cuándo quieres darle estas plantas a tu familia y a Macy?
-Para Navidad.
Una expresión preocupada fue visible en el
rostro de Vanessa.
-¿Pasa algo? –preguntó Bloom, un poco
confundida.
-Michelle, faltan cuatro días para Navidad.
No creo que las flores duren tanto tiempo.
-¿Qué... Qué quiere deicr? –dijo Michelle-.
Sus flores son las mejores de toda la ciudad. No puede ser.
-Lo siento, pero no creo que sobrevivan con
el frío de este invierno –dijo Vanessa con tristeza. La sonrisa de Michelle se
esfumó de sus labios de repente. Bloom, observando la escena, se sintió un
tanto insignifcante.
-Yo podría hacer algo –dijo inconscientemente.
La castaña alzó los ojos, y la esperanza era visible en ellos-. Podría poner un
hechizo sobre las plantas para que duren un poco más. No soy Flora pero, hay
que intentarlo.
-¿Podría hacer eso? ¿No va a herir las
flores?
-Claro que no. La magia de las hadas fue
hecha para hacer bien. Es la magia negra que destruye. Dáme las flores –Michelle
le dio la azalea con mucho gusto y Bloom, teniendo cuidado de no dejar caer la
maceta, puso su mano con la palma abierta sobre la flor rosa y esta se llenó de
chispas doradas y brillos. Michelle observaba como la magia ocurría con
sorpresa. De repente, pudo ver cómo la flor cambiaba: su color se volví más
instenso y parecía como si esta se enderezara más y más, hasta parecer una
mujer orgullosa, con la cabeza en alto. Bloom repitió el mismo proceso con
todas las otras tres flores. Cuando terminó, Michelle la abrazó con cariño. Bloom
sólo sonrió y acarició su cabeza dulcemente.
-Gracias –murmuró la niña.
-No hay de que –el abrazó que alegró tanto a
Bloom terminó.
-Vanessa –dijo Michelle mientras observaba
la azalea con curiosidad-. ¿Qué es lo que la azalea significa?
-Mayormente significa “cuídate, por mí”
aunque también signifca “por ti, cualquier cosa” –respondió Vanessa. Michelle
se quedó perpleja.
-Es como si... Es como si hablara de Macy y
yo –dijo lentamente-. No sé, tal vez me equivoqué, pero ella significa mucho
para mí. Es mi mejor amiga. Me ha defendido tantas veces de Mitzi y los chicos
molestoso del colegio. Creo que fue buena idea comprarle esta flor; le
encantará.
Luego de charlar un momento juntas, Michelle
se despidió de Vanessa y Bloom.
-Fue un gusto conocerte –le dijo,
abrazándola una vez más. Bloom sentía una rara sensación cada vez que ella
hacía eso. Era como si alguien... En verdad la amara, y lo expresara. Tales
cosas, pensaba ella, no había entre ella y Daphne-. Adiós Vanessa –la abrazó y
luego se dirigió a la puerte. Fue ahí cuando Bloom sintió que necesitaba decir
lo que tenía que decir.
-Michelle –llamó.
La castaña volteó. -¿Sí?
-No dejes que nadie te molesten, ¿entendiste?
Si no quieres que te llamen “Toad”, diles, no tengas miedo. Si Mitzi llega a
molestarte otra vez, enfréntala. Yo la conozco desde que tengo unos diez, y ama
insultar a la gente débil. No te dejes vencer. Y si ella le quita la azalea de
las manos de Macy, ve a la casa de Vanessa y dime, yo estaré ahí en Navidad e
iré personalmente hacia donde Mitzi a darle una lección en palabras.
Al oír las últimas seis palabras, una
sonrisa se formó en los labios de Michelle, aunque las otras palabras de Bloom
también la alegraron más que el descubrimiento de un ticket a Disneyland.
Asintió con la cabeza y salió corriendo, el discurso de Bloom habiéndola
animado.
-Bueno, y ese fue sólo el primer cliente –comentó
Vanessa con los brazos cruzados-. Va a ser un largo día.
Bloom no dijo palabra alguna. Bajó la cabeza
y miró al suelo, con una sonrisa en su rostro y sus ojos brillando.
Súper largo! Perdónenme. Me dejé llevar. Ahora necesito un poco de ayuda: quieren que Bloom le de una lección a Mitzi? Sería divertido escribirlo, jaja.
Fun Fact: Michelle está basada en una compañera de salón que se sienta frente a mí. Deseo ser su amiga, pero soy recontra burra al entablar una conversación. Japonés! (pero ella no sufre nada de bullying, eso lo inventé para la historia xD)
Siguiente: ¿Cómo Sonreír Sin Ella?
Proximamente! xD
Proximamente! xD
7 comentarios:
QUE CAPÍTULO MEGAN, ME MATAS!!
No, enserio, la parte de Bloom y Daphne casi hace que me caiga de la silla XD (okno)
Tiene que ser simpática tu 'futura amiga' Michelle ^^ Puedes probar a hablar con ella, a ver si te entiende, por probar... XD
¡Siguiente pronto pls! ;-)
NO!! NI QUE TUVIERA PISTOLA!! lol
En serio? No creí que te... Sorprendería. Jeje...
Bueno, sí, es un tanto simpática y loca. En realidad ya hemos ido juntas a comprar cuadernos y lápices una vez, e incluso fuimos al parque. Pero parece que se le olvidó de repente xD
Continuaré! .-./
Genial amo tu nove. La amo la amo. Eres genial... espero tu proximo capi con ansias
Besos♥
Loca?? Lol
Bueno, por algo se empieza, no? XD
Tiene razón Bloom, por algo se empieza... Que genial cap!!
FloraFlower
Gracias! <3
@WinxCubShines -Bloom: Jaja, sí, media loca xD
@FloraFlower: Gracias! Y bueno... Es medio difícil ser amigo de alguien que habla un idioma que tú no, entiendes? :3
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